Page 62

LA LEGION 537

>> Actividades Colaboraciones Tercios, gracias a la cual podemos extraer los elementos que Saavedra y Zorrilla están imitando en sus personajes románticos, hijos del carácter barroco español. Este carácter del tercio lo sustenta Quatrefages en una trilogía: religión (Dios y la Iglesia católica), nación (el rey y las Españas) y honor (en el símbolo de la espada). A esta caracterización que parte de la coyuntura social de estos soldados, se suma otra, externa, que da una segunda trilogía en torno a la sangre, el sexo y la muerte. Ambas dos son complementarias. La primera trilogía, determinante de una imagen española barroca, viene originada por la defensa ciega del catolicismo por parte de Carlos V y su descendencia, aunque esta perdiera el imperio, permanece con la misma decisión, generando la conciencia del español como defensor del catolicismo, justifi cando parte de la actuación bélica. En abril de 1574, Luis de Requesens favorecía esta actitud en una de sus arengas a los soldados españoles amotinados en Amberes: “Acordaos, señores, que sois españoles, y que vuestro Rey y señor natural es sólo él que hoy defi ende la religión católica… Habéis de estimar en mucho que os haya Dios querido tomar por instrumento para el remedio della”. El soldado español es por tanto un arma de Dios para su defensa, generando una ideología en la que el soldado español ha sido elegido, a través de su rey, como paladín católico. A este sentimiento religioso iba unido un sentimiento nacional muy peculiar: es el soldado español quien habla de la península (aun viviendo fuera) con el término de nación, hablando de España como una sola unidad. Quatrefages aporta documentación que justifi ca el uso de estos términos, muy cercanos a la noción romántica de nación y patria, por su modernidad. Y en relación con lo romántico (aunque en el tiempo histórico del siglo XVII no sea verosímil), hay un carácter de reivindicación individual en el soldado español: el honor. Un honor personal, que habla de la valía y la reputación del soldado, una característica única de cada persona y que en el caso del soldado español era una cuestión preciada: “La maravillosa cohesión de los Tercios no tenía su fundamento sólo en una disciplina que los hacía funcionar de un modo casi mecánico, sino que también se basaba en aquel sentido del honor, tan particular en el soldado español. … La confi anza requerida para la ejecución de las órdenes en todos los escalones, y especialmente cuando las misiones eran peligrosas, se rubricaba con el sentido del honor que todo militar poseía, fuera cual fuese su grado jerárquico”. Así llegaba a ser, que otros autores hablan de “tal esmero por la reputación, hasta el sacrifi cio supremo conducía, sin grandes disquisiciones interiores. Poco importaba la muerte siempre que el honor quedase a salvo. «El único sufrimiento que este pueblo es capaz de sentir en su carne, el único que no sabe soportar es el que producen las heridas del honor»”. Los románticos asocian el tercio con la identidad española proyectando anacrónicamente tanto el concepto de españolidad como la existencia de esta formación militar a la Alta Edad Media. En El puñal del godo de Zorrilla, cuando Theudia exhorta al rey Rodrigo de ser “caballero” aunque no pueda seguir siendo rey por la derrota que sufrió en Guadalete a manos de las huestes invasoras desde África, éste exclama que cuando siente el coraje renacer en su corazón comprende que le cumple morir “cuál monarca godo”. El rey afi rma que debe limpiar con sangre su ultraje, vengando sus “tercios en Jerez vencidos”. La inclusión de los tercios dentro de un contexto histórico en que aún no podían existir se debe al alto prestigio que éstos tenían en la historia nacional. La fuente probable de Zorrilla es la Historia verdadera del Rey Don Rodrigo (1592) escrita por don Miguel de Luna. Lo interesante es que Miguel de Luna toma el concepto de tercios y los rangos militares españoles fuera 60 537 · IV-2016 La Legión


LA LEGION 537
To see the actual publication please follow the link above