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Revista General de Marina 269 5 dic

HISTORIAS DE LA MAR El Morro Castle varado en la playa de Asbury Park, donde siguió ardiendo durante dos días; se dijo que los restos que pudieron recuperarse del capitán Willmott cabían en dos cajas de zapatos. Con todo, la llegada del buque fue una bendición para la economía local, y los alrededores de la playa pronto se convirtieron en una feria: en octubre unas cien mil personas habían pagado por verlo desde el Convention Hall (apenas visible a la derecha), y durante los seis meses que permaneció a la espera de ser remolcado para desguace más de medio millón de mirones desfilaron ante su costado. (Foto de autor desconocido). su enorme anatomía por el costado; Hackney se quejó de su «inagotable capacidad de consejo», aunque lo cierto es que Rogers consiguió «rescatar» el canario del contramaestre. A los dos pasajeros les rescató un bote del Monarch, pero Warms dijo que no se iría hasta que se lo ordenara el armador, y los tripulantes se quedaron con él. A las 07:57 fondeó a unos 200 m el cúter del Coast Guard Tampa, de 1.955 t; era evidente que el Morro garreaba, y a las 1000 el cutter se dispuso a dar un remolque y, ayudado a popa por otra embarcación, llevarlo a Nueva York. Sin molinete operativo el cabo no pudo hacerse firme hasta las 11:00; quedaba desembarazarse de la cadena filándola por ojo o cortándola con un equipo de oxicorte, pero optaron por serrarla con material de bricolaje del pañol del contramaestre, y la operación se prolongó hasta mediodía. Ya en camino se ordenó que el capitán y sus acompañantes 2015 939


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