EDITORIAL

REVISTA DE AERONAUTICA Y ASTRONAUTICA 845

Editorial Vocación, motivación, ilusión STÁ muy extendida en la sociedad española la idea de que la profesión militar requiere de una vocación fuerte. Y es cierto. E Al igual que otras muchas profesiones, cuyo objetivo es el servicio a la sociedad, los miembros de las Fuerzas Armadas, y como parte de ellas los componentes del Ejército del Aire, profesan una fuerte vocación de servicio. Esa vocación de servicio es la que nos llamó originalmente por este camino. Y no es un detalle menor. Cada día son más las opciones de vida y carrera que se les presentan a nuestros jóvenes. Muchas de ellas conllevan un nivel de compromiso menor y una recompensa económica mayor que la profesión militar. Por ello, la vocación es un elemento diferencial y fundamental de nuestra gran familia del Ejército del Aire que hay que cuidar y ejercitar. Más allá de concepciones doctrinales, la vocación no es algo homogéneo, fijo e inmutable. La vocación se manifiesta de muchas formas y tiene distintas facetas. También cambia la forma en que los individuos la exteriorizamos en las sucesivas fases de nuestra vida militar. Es la raíz de muchas de las virtudes militares y valores que son seña de identidad de nuestro Ejército: disciplina, iniciativa, espíritu de sacrificio... Y está detrás, también, de la motivación. Aunque pueda parecer lo contrario en la era digital en la que ya estamos plenamente inmersos, la motivación sigue siendo un factor tan importante como lo era en otras épocas históricas. Más si cabe, puesto que la variedad de posibilidades que nos pueden desviar de nuestra vocación, y llevarnos a la desmotivación, es mayor que nunca. No en vano, uno de los pilares de la visión del JEMA es contar con un personal altamente motivado y técnicamente muy cualificado. A ilusión es el fiel reflejo de esa motivación. La ilusión es la esperanza que tenemos todos los que vestimos este uniforme L de que nuestro trabajo sirve para mejorar el Ejército del Aire. La ilusión nos ayuda en el camino de la superación y nos sirve de apoyo en los momentos duros, que los hay, en los que las circunstancias dificultan alcanzar los objetivos o hacerlo con el nivel de calidad con que el personal del Ejército del Aire está comprometido desde su creación. La ilusión tiene características que la convierten en herramienta básica de la motivación; se percibe y se transmite. La ilusión no es patrimonio de ningún grupo concreto del Ejército del Aire, es patrimonio de todos. El Ejército del Aire es un equipo y todas las actividades que se desarrollan son necesarias y tienen importancia, y en todos los niveles de la organización nos esforzamos por dar lo mejor de nuestras capacidades. Por eso, se puede decir que la ilusión es “vertical” y “transversal” porque se manifiesta en todos los niveles de la pirámide y en todos los grupos que componen cada nivel, desde el jefe de Estado Mayor hasta el personal de tropa y en todos los cuerpos, especialidades y personal adscrito a nuestro Ejército. FORTUNADAMENTE en el Ejército del Aire, incluso en las difíciles circunstancias de los últimos años, abundan los ejemplos A de ilusión. Se percibe la ilusión en las unidades que van a despedir un sistema de armas y van a recibir uno nuevo, a pesar de que son conscientes del esfuerzo que va a suponer el cambio. Se percibe en el esfuerzo ímprobo de muchas unidades por mantener los niveles de operatividad y los estándares de entrenamiento y formación, a pesar de las restricciones y limitaciones del momento actual. Se percibe en el celo y dedicación con el que se hace frente a un nuevo cometido, un nuevo ejercicio o un nuevo destacamento en el exterior, a sabiendas del sacrificio personal y familiar que puede suponer. El Ejército del Aire ha sido y es referente por su eficacia y capacidad para el trabajo bien hecho. Todo eso nace de la ilusión de todos sus componentes quienes, desde su ingreso hasta que cesan en su relación con nosotros dan el máximo de sí mismos. El Ejército del Aire quiere seguir siendo un referente para la sociedad, y por ello debemos hacer el máximo esfuerzo por mantener viva nuestra propia ilusión del primer día, para así, poder transmitirla a todos aquellos que nos rodean a través del ejemplo diario. Esa es la forma en que conseguiremos el personal altamente motivado y cualificado que permitirá al Ejército del Aire cumplir con las misiones que la sociedad a la que servimos nos ha encomendado en los tiempos en los que nos ha tocado servir. REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Julio-Agosto 2015 579


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