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REVISTA DE HISTORIA MILITAR 112

182 ARTURO CAJAL VALERO ejército de operaciones (aprox. 3.000 hombres sobre un total de 45.000), pero se explica, naturalmente, por su ausencia en todos los combates producidos durante los primeros tres meses de la contienda, desde Ceuta hasta Tetuán pasando por Castillejos (cuestión distinta fueron las con-siderables pérdidas producidas por el cólera, inmediatamente después de que terminaran las hostilidades, y a las que luego nos referiremos). Con posterioridad a la batalla de Guad-Ras, la prensa vasca se dolió de que los Tercios no hubieran tenido la fortuna de actuar en un lugar “de más empeño”, y por tanto no pudieran tomar una parte más princi-pal y gloriosa en la victoria105. Manifestó eso sí una particular gratitud al mariscal Latorre, porque gracias a sus “reiteradas” instancias ante el general en jefe (apoyadas por el hermano de este, Enrique O’Donnell), la División tuvo la ocasión de tomar parte en la batalla de Guad-Ras106. Incluso se levantó alguna voz con acusaciones directas contra el general en jefe, Leopoldo O’Donnell. Fue, en concreto, el caso del pe-riódico bilbaíno Euscalduna, que publicó una serie de tres artículos de José María Ugarte (escritor y periodista vizcaíno, voluntario que había sido en el 3.º Tercio; participó en la campaña con el empleo de sargen-to 2.º por nombramiento de la Diputación) bajo el título “Los Tercios Vascongados en la Guerra de África”. En ellos, Ugarte afirmaba que cuando después de una tardanza justificada por las grandes dificultades de su organización, por fin arribaron a África, O’Donnell les miró “con prevención”, los recibió con “notable frialdad” e “indiferencia”, y “trató por todos los medios posibles que los Tercios representaran en África un papel secundario”. A su juicio, si la División Vascongada no había cosechado más gloria, se debió a “extrañas y elevadas consideraciones” (31-5-1860, 1-6-1860, 7-6-1860107). El mismo periódico ya se había in- 105  Por ejemplo, Irurac Bat, 14-4-1860, 27-4-1860… De nuevo se mencionaba el caso de los voluntarios catalanes, que sí pudieron estar en el sitio más activo y comprometido. Se proclamaba, en fin, que el papel de los vascongados habría sido más glorioso “si a los Tercios se les hubiera colocado en la posición de los catalanes o de otros cuerpos”. Como satisfacción parcial, se proclamaba que en la posición donde les tocó combatir, los Tercios habían “salvado” al valiente batallón Tarifa. 106  Irurac Bat, 18-4-1860. O’Donnell les creía sin la suficiente instrucción (ídem, 5-4- 1860). 107  Las censuras a O’Donnell, en el número de 7-6-1860. “No deben grandes consi-deraciones en verdad los Tercios al ilustre caudillo de África (…); pronto se co-noció aun por las más miopes inteligencias que el general O’Donnell consideraba con prevención el refuerzo de hombres de las nobles provincias hermanas (…); creyó en nuestro concepto innecesario el refuerzo que le enviaban los siempre leales vascongados”. Ya el día 28-2-1860 en que les pasó revista tras su llegada, les llamó la atención que “ni una palabra tuvo el general O’Donnell para los


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