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REVISTA DE HISTORIA MILITAR 112

LA PARTICIPACIÓN DE LOS TERCIOS VASCONGADOS… 185 hace de todo cuanto nos concierne”, por “falta de conocimiento de este país”111. El regusto que al final quedó en el País Vasco fue, así, agridulce: por un lado, de satisfacción por los compromisos cumplidos, en doble beneficio tanto de la patria común como del régimen foral propio; pero también de disgusto, porque ni la envergadura del esfuerzo realizado, ni la especificidad del procedimiento foral habían sido apreciados y enten-didos por la opinión pública española en la medida que las Provincias Vascongadas esperaban y consideraban justo. Como ya hemos apuntado, dos días después de la batalla de Guad- Ras se firmó el Armisticio y finalizaron las hostilidades (25-3-1860), siendo precisamente a partir de entonces cuando los Tercios sufrieron sus mayores pérdidas humanas, por causa de la mortífera epidemia de cólera que se desató entonces112. García Figueras da la cifra de 49 hom-bres muertos (44 por enfermedad y 5 por acción de guerra113), pero esta cifra se queda corta, seguramente por recoger solamente los datos de las primeras semanas de la pandemia; sin duda el número total de bajas mortales superó el centenar, la inmensa mayoría debidas a dicha plaga. 111  “Se ha suscitado contra nosotros una oposición, que no por estar encubierta en-tre frases de vago sentido, olvidos y palabras de doble intención, es menos viva, y menos grave para este país. No creemos que nuestros enemigos se propongan por ahora atacar en brecha nuestras instituciones (...). Pero lo que nadie puede negar es que preparan el terreno, y lo preparan a favor de taimadas artes”. “De todos modos, el pueblo vascongado (...) fía en la hidalguía de sus hermanos de allende el Ebro, y les hace la justicia de creer que no es la opinión general de los españoles la que atribuye a los vizcaínos pensamientos egoístas, que nunca han abrigado, que son contrarios a su carácter y a su historia, llena de ilustres ejem-plos de abnegación y de lealtad” (Irurac Bat, 14-4-1860). Otro periódico liberal bilbaíno, el Euscalduna, señalaría que “esta provincia ha sido tan injustamente vilipendiada por voces que pretenden pasar por autorizadas, haciéndola en to-dos los momentos el blanco de sus envenenados tiros, cuando a todas horas está dando inequívocas muestras de que sabe llenar sus obligaciones con la misma religiosidad con que cumplen las suyas las demás provincias de España” (19-5- 1860). 112  Entre los fallecimientos hubo también algunos ocasionados por accidentes. La Correspondencia (15-4-1860) menciona que dos soldados del 2.º Tercio murieron por una explosión accidental al embarcar munición; el mismo periódico y La Discusión señalan el 13-5-1860 que un soldado vizcaíno del 4.º Tercio cayó del vapor “Pelayo” durante la travesía de regreso, en el trayecto desde Ceuta hasta La Coruña… Como curiosidad, entre los 16 prisioneros españoles devueltos el 22-5-1860 por los moros en Tetuán, procedentes de Fez donde habían estado internados, estuvieron dos soldados del 2.º Tercio (Manuel Salazar y Francisco Olano), que habían sido sorprendidos por el enemigo el 10-3-1860 en el camino desde su campamento hasta Tetuán (VENTOSA: op.cit., tomo 2, p. 1.130; Euscalduna, 31-5-1860). 113  GARCÍA FIGUERAS: op.cit., p. 105. ABC, 9-2-1960, p. 27.


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