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REVISTA DE HISTORIA MILITAR 112

HÉROE Y MÁRTIR. LA CONSTRUCCIÓN DEL MITO DE… 271 bían quedado huérfanas tras la muerte de su padre en Barbastro durante la guerra carlista10. También hubo peticiones de indulto por parte de partidarios de Espartero. Entre ellos cabe destacar la del miliciano Juan Miguel de la Guardia, herido la noche del ataque, que murió el 30 de octubre de aquel año11. Lo mismo puede decirse de Domingo Dulce, jefe de los alabarderos que se enfrentaron a los sublevados. Dulce, que cono-cería el ostracismo durante los gobiernos moderados, pidió al tribunal y a Espartero el indulto para León, aunque su voz no fue oída12. También hay que mencionar al entonces progresista Luis González Bravo, quien, al parecer, abandonó este partido como consecuencia del fusilamiento de León13. Tras la muerte de este, las autoridades impidieron que se ins-cribiera el nombre en su tumba para evitar que el lugar se convirtiera en centro de peregrinación de los conservadores. Unos meses después, la familia obtuvo el permiso para consignar una placa con estos datos14. La mitificación de Diego de León Alrededor de la persona de Diego de León y de su intervención en la conspiración se tejió una narración que lo convirtió en un personaje mítico, un relato que mezclaba ingredientes de las epopeyas antiguas y medievales con elementos propios del romanticismo. De este relato bebieron casi todas las publicaciones, de mayor o menor extensión, que se hicieron sobre él. La prensa publicó pequeños comentarios acerca de su vida que reproducían el esquema básico que se había desarrollado con más amplitud en una serie de obras, la mayoría de ellas salidas de manos conservadoras. Una de las primeras fueron las páginas que le de-dicó José M.ª Quadrado en el primer tomo de sus Personajes célebres del 10  ESPOZ Y MINA, condesa de: Memorias. Tebas, Madrid, 1977, pág. 257. 11  MASSA Y SANGUINETTI, C.: Vida militar y política de Diego de León, primer conde de Belascoáin. Juan Manini, Madrid, 1843, pp. 289-291. El poeta José Es-pronceda escribió un soneto en memoria del miliciano muerto que se leyó el día de su entierro. 12  BUXÓ Y ABAIGAR, 1962, pág. 168. 13  La Época, 13 enero 1859. 14  Las biografías contemporáneas (por ejemplo, la de Massa y Sanguineti, 1962, pp. 301-302) dicen que se llevó el féretro al cementerio de Fuencarral. La autora de este artículo ha podido comprobar que la tumba se encuentra en la actuali-dad en la Sacramental de San Isidro de Madrid, con la inscripción “Excmo. Sr. Teniente general D. Diego de León y Navarrete, conde de Belascoáin y familia, †15.10.1841”. La Sacramental de San Isidro era, en el siglo xix, el lugar de ente-rramiento de las clases altas y de la aristocracia.


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