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REVISTA DE HISTORIA MILITAR 112

76 ALBERTO BRU SÁNCHEZ-FORTÚN La nueva legislación militar del bienio 1911-1912 Fue en el segundo año de la era Canalejas, 1911, cuando empezaron a cristalizar en normas legales las preocupaciones, debates y aspiracio-nes de los años anteriores. Dos proyectos de ley, íntimamente relacio-nados, centrarán ese esfuerzo legislativo: el de reclutamiento y reempla-zo del Ejército, ineludible tras las protestas de julio de 1909, que debía establecer el servicio militar universal, acabando con la redención y la sustitución; y el de voluntariado con premio para los distintos cuerpos y unidades que guarnecían las plazas africanas, proyecto mucho me-nos ambicioso que el anterior, por lo que ha pasado siempre más des-apercibido a los ojos del comentarista. Para muchos contemporáneos la adecuada eficacia del primero dependía de la aprobación previa del segundo. Ya lo advertía La Correspondencia Militar en septiembre del año anterior: “El Gobierno labora, inconscientemente, en pro de las tendencias antimilitaristas… Tratando de convertir ese proyecto en ley, sin haber organizado previamente y por completo un Ejército colonial dotado de sus correspondientes reservas peninsulares”17; y su gerente, Julio Amado, al discutir en mayo del año siguiente las bases de esta nue-va ley de reclutamiento, presentó una enmienda solicitando que antes de la implantación de la nueva ley se organizase el ejército colonial18. En realidad, los que así pensaban querían precaverse de dos peligros. El primero, que podía atizar el antimilitarismo de los civiles, era que los quintos terminaran otra vez, y a pesar de la nueva ley, combatiendo en el próximo incidente africano, como ya había sucedido en 1909. El segundo, que los hijos de la burguesía, que ya no podían redimirse ni sustituirse, acabaran padeciendo, por un imprevisible azar y a pesar de la cuota desembolsada, los mismos peligros y penalidades que los po-bres en los secarrales africanos. El Gobierno, seguramente, no vio posible evitar ambos riesgos, puesto que, en cualquier caso, la aprobación de una ley sobre el volunta-riado no significaba ni de lejos el levantamiento inmediato de una fuerza colonial. Pero, además, y este es el elemento clave en el que Amado y muchos de sus contemporáneos no supieron o no quisieron reparar, era gión 1920-1927. Lorca, Fajardo el bravo editorial, 2.ª edición. Febrero de 2011, pp. 9-11. 17  La Correspondencia Militar (Madrid) de 21 de septiembre de 1910, p. 1. Editorial sin firma titulado “El nuevo proyecto de ley de reclutamiento. Examen de sus bases”. 18  La Correspondencia Militar (Madrid), de 12 de mayo de 1911, p. 2.


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