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REVISTA DE HISTORIA MILITAR 112

78 ALBERTO BRU SÁNCHEZ-FORTÚN Maura en octubre de 1909 y el Desastre de Annual en julio de 1921, no fue posible jamás hacer realidad ni esta reforma del Ejército ni cualquier otra que pretendiera ser profunda, duradera y verdaderamente consen-suada en la sociedad civil y con la sociedad civil. Consecuentemente, como luego veremos, durante estos años solo se pudieron organizar, y a trompicones, elementos sueltos del ejército colonial. Sin embargo, la discusión del primero de los proyectos, el de recluta-miento y reemplazo del Ejército, no solo se vio precedida, y enmarcada, por esta filtración gubernamental que acabamos de comentar, sino tam-bién por el debate en el Congreso sobre el proceso y muerte de Ferrer i Guardia, en el que la minoría republicana supo atribuir el estallido de la Semana Trágica a la inexistencia de un ejército colonial. En este senti-do El País publicaba en primera página: “Urge aprobar en el Congreso el proyecto de ley reformando el reclutamiento y reemplazo del Ejérci-to  (…). ¿Del debate de Ferrer, no quedará siquiera la enseñanza de que es imprudente ir á campañas coloniales sin un ejército apropiado á esa guerra, sin un Ejército colonial, en vez del formado sobre la base de la redención á metálico?”20. Y pocos días después, frente a las acusaciones del diario La Mañana de preferir los criminales de la legión extranjera al honrado ejército de quintos, el mismo diario republicano le contestaba: “Es más inmoral la recluta forzada de proletarios, con redención á me-tálico, que el ejército colonial y el voluntariado que es base de la legión extranjera”, bien entendido que se declaraba siempre y en cualquier cir-cunstancia contrario a las aventuras coloniales, que sangraban el maltre-cho presupuesto y empujaban a los jóvenes a la emigración forzada para evitar participar en ellas21. Dos años después, en julio de 1913, apogeo, como veremos, de la crisis de los soldados de cuota enviados a África, la contradicción de los republicanos todavía seguía incólume. En un edi-torial sin firma aparecido por entonces en la primera página del diario El País se denunciaba una vez más el haber ido a combatir a África sin ejército colonial, pero se reconocía que “ahora tenemos esas tropas y esas «mías» bárbaras, pero útiles, que han evitado otro Barranco del Lobo” (refiriéndose a la única unidad de regulares y a otras de policía indígena); sin embargo, aunque ese expediente había salvado vidas espa- 20  El País (Madrid, 1887) de 7 de abril de 1911, p. 1, en un suelto sin firma titulado “Nuevas inquietudes. Marruecos se deshace”. 21  La contestación a La Mañana en El País (Madrid, 1887) de 24 de abril de 1911, p. 1. La repulsa a la guerra en El País (Madrid, 1887) de 9 de abril de 1911, p. 1, en un suelto sin firma titulado “La intervención en Marruecos”, dentro de la crónica parlamentaria.


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