Page 80

REVISTA DE HISTORIA MILITAR 112

EL DEBATE SOBRE EL EJÉRCITO COLONIAL EN ESPAÑA:… 85 cualquiera de los innumerables españoles que emigraban forzadamente a tierras lejanas, sin provecho para la patria, en agradecidos y pundono-rosos soldados. Unos pocos, más clarividentes, señalaron sin éxito que la peseta diaria, 1.460 por cuatro años, aun siendo los tiempos tan duros, justipreciaba mejor la carne de cañón32. Además, y aunque sorprenda nuestra actual sensibilidad, la ley se hizo eco del disparate ya propuesto en el proyecto arrojado a la papele-ra, y supuestamente rescatado por un periodista, de finales de noviem-bre de 1909, y en un editorial de La Correspondencia Militar de mayo del año siguiente, ya comentado con amplitud. Así, en el artículo 9º se señalaba que a los doce años de servicios efectivos sin nota desfavorable se podía conceder al voluntario que lo solicitase un lote de tierras cul-tivables en Marruecos para que pudiera convertirse en colono. No hay ni que decir que tal artículo no se pudo aplicar jamás, tanto por falta de peticionarios como de tierras adecuadas. Pero en el Senado la propuesta suscitó el entusiasmo del doctor Tomás Maestre, fundador en España de la medicina forense y, por entonces, uno de los más convencidos defen-sores de las virtudes del colonialismo. En la discusión sobre la totalidad del proyecto se declaró enemigo de la legión extranjera y de las fuerzas indígenas. Lo adecuado era únicamente el voluntariado peninsular, que al pasar a la reserva tras dos años de servicio, debía recibir un lote de tierras de las pertenecientes al Majzén o a las órdenes religiosas, una casa, un fusil, y trescientos cartuchos. En definitiva, intentando frenar la emigración de nuestros mejores brazos a Hispanoamérica y a Arge-lia, estaba convirtiendo el norte de Marruecos en el Far West. Si a ello añadimos que el obispo de Jaca declaró en su intervención en el Senado que el mejor ejército voluntario era un buen regimiento de la Guardia Civil marchando de un aduar a otro, tenemos aquilatada ya la calidad 32  Fue del caso del senador por la provincia de Cádiz Ramón de Carranza y Fernán-dez Reguera, quien presentó una enmienda, recogida en el apéndice 2 al n.º 98 de 4 de marzo de 1912 del “Diario de las Sesiones de Cortes. Senado”, y repetida en el apéndice 2 del n.º 100 del 6 de marzo, elevando el premio de enganche a 1.460 pesetas, repartidas del modo siguiente: 250 al ingresar; 250 al final de cada uno de los tres primeros años, y 460 al terminar el cuarto y último. La enmienda se des-estimó. En la ley que terminó aprobándose, el premio se repartía de la siguiente manera: 130 al engancharse, 100 más al cumplir los primeros 6 meses de servicio y 500 al final del compromiso de 4 años. Ya con al ley rodada año y medio, el coronel de infantería Felipe Navascués firmaba el editorial de La Correspondencia Militar (Madrid) de 22 de diciembre de 1913, p. 1, titulado “Ejército colonial”, en el que defendía la peseta diaria para un voluntariado aventurero y amante de los placeres inmediatos, y poco dado a creer en la capacidad del Estado español en hacer efectivos pagos aplazados y alcances, debiendo como debía aún muchos de los comprometidos durante la catástrofe del 98.


REVISTA DE HISTORIA MILITAR 112
To see the actual publication please follow the link above