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LA LEGION 523

>> Colaboraciones >> Colaboraciones MIS PRIMEROS PASOS EN LA LEGIÓN En esta página el legionario Lobato autor del artículo leyendo la revista LA LEGIÓN. A la derecha su padre jurando Bandera y con un grupo de compañeros. Mi nombre es José Manuel Lobato Alonso, estoy destinado en el Tercio Don Juan de Austria, 3º de La Legión. Dentro del Tercio formo parte de la VIII Bandera, en la 8ª Compañía. Llevo unos cinco meses y medio formando parte de esta familia, pero mi vida como legionario es mucho más larga. Desde pequeño oía historias sobre La Legión, como todo niño, a mí me contaban cosas más concretas como anécdotas entre compañeros, actos en los que participaba La Legión, etcétera, incluso muchos sábados me veía en medio de un cuartel vestido como aquellos legionarios tan altos y con barba que desfi laban dejando a todo el mundo que acudía a ese cuartel alucinando tras ver los desfi les. Esto ocurría en Fuerteventura donde me crié con mis padres, a pocos metros del cuartel. Aunque la cercanía al cuartel no fue el único motivo por el que conocí La Legión, el gran motivo fue mi padre. Él formaba parte de esta familia tanto como de la mía, estaba destinado en la 8ª Compañía, exactamente igual que yo ahora. Mi padre fue, en buen sentido, el culpable de que yo esté ahora en esta gran familia, sirviendo como había hecho él durante mucho tiempo. Siendo yo muy pequeño, con apenas 4 ó 5 años, ya me habían hecho mi “sarga” y muchos sábados me cambiaban el parque por el cuartel para ver a mi padre y a sus compañeros desfi lar, C.L. D. José Manuel Lobato Alonso puede parecer que me obligaban pero todo lo contrario, muchas veces era yo el que pedía a mi madre ir a verlo, incluso sacaba el traje del armario sin que nadie me dijera nada. Siendo más mayor, mi padre me contaba más cosas, como bromas de las que se hacían antiguamente y reía y me decía que lo principal en La Legión era el compañerismo y me recitaba algún espíritu. Pero no solo me contaba cosas, sino que también me llevaba muchas veces al cuartel para enseñarme fotos, cuadros, los legionarios haciendo orden cerrado, etcétera. Después me llevaba a la cocina para esperar a que se cambiara mientras yo esperaba con el cabo de cocina que en aquel entonces era el cabo Lameira. Cuando fui creciendo me fue interesando tanto la vida militar, con todas las cosas que oía de mi padre o de los compañeros que venían a mi casa a cumpleaños o asaderos. Con 17 años le dije a mi padre: me quiero ir al ejercito. Me preguntó si estaba seguro, a lo cual le respondí que sí. Me dijo que si me alistaba debía de ser a La Legión, pero que eso era elección mía ya que iba a ser mi futuro y que como La Legión no hay ningún cuerpo y que si por él fuera volvería sin pensarlo. Con el consejo de mi padre y mis ganas me presenté con 17 años pero no pudo ser, sus 42 523 · II-2013


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