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REVISTA GENERAL DE MARINA AGOSTO SEPTIEMBRE 2014

PRIMER CENTENARIO DEL INICIO DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL... naval frente al ascenso del poder alemán. Ya hemos hablado del alivio de responsabilidades para la Royal Navy que supuso la amistad con los Estados Unidos y el Tratado de Portsmouth con Japón. Ahora se pudo convencer a los franceses para que enviaran su escuadra al Mediterráneo, con la que bastaría para hacer frente a la eficiente pero pequeña flota austriaca, y a la francamente deficiente otomana. Italia parecía muy remisa a intervenir, y si acaso los franceses necesitaban alguna ayuda, para eso la Entente se había aproximado a España y posibilitado el plan de escuadra de Ferrándiz. Con aquella última delegación, la Royal Navy podría concentrarse en el mar del Norte, en su nueva base de Scapa Flow, contra su principal enemigo: la Flota de Alta Mar alemana. Un nuevo paso se dio en 1907, al firmar los imperios ruso y británico un acuerdo sobre Persia, con lo que, y pese a las reticencias de ambos, la Entente se convirtió en Triple Entente. Y aunque Gran Bretaña quiso seguir conciliándose con Alemania, tales intentos nunca consiguieron un verdadero acercamiento. Por su parte, el Imperio otomano, tras el desastre de la Primera Guerra Balcánica y su aplastante derrota ante Italia, seducido por el proyecto del ferrocarril Berlín-Bagdad, enfrentado tradicionalmente con Rusia, y ahora en especial en el Cáucaso, derivó pronto hacia el eje Berlín-Viena, buscando resarcirse de sus humillaciones. 2014 215


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