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REVISTA GENERAL DE MARINA AGOSTO SEPTIEMBRE 2014

PRIMER CENTENARIO DEL INICIO DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL... Así desapareció una pequeña gran marina de la que el historiador Hans Hugo Sokol escribió como conclusión de la historia de la Kaiserliche und Königliche Kriegsmarine: «Combatiendo valerosamente ante Helgoland, triunfando gloriosamente en Lissa, aventurándose con coraje en Ancona, ciñendo insigne laurel alrededor de su bandera en el estrecho de Otranto, y defendiendo eficazmente el territorio patrio, la flota sirvió fielmente a su alto señor y a su patria, hasta que su triste e inconcebible destino llegó a consumarse. Hoy nos inclinamos en señal de respeto ante el ocaso de tanta grandeza». No se debe olvidar tampoco que si bien la mayoría de los buques fueron desapareciendo con el paso del tiempo ondeando otras banderas, no ocurrió lo mismo con su artillería y otros equipos, la mayor parte fue desmontada y guardada en los arsenales, antes de ser desguazados o hundidos. Esta es una de las razones por la que durante el curso de la Segunda Guerra Mundial parte de la artillería con que se dotó el famoso Muro del Atlántico tuvo esta procedencia, a la que se debe añadir la de las grandes piezas procedentes del desguace de los buques de la Flota rusa blanca en Bizerta tras un largo internamiento. De esta manera aparecen en España, para la defensa del archipiélago canario seis piezas Krupp de 170/40 mm SKL, tres de 149/45 mm SKL, más otras tres de 149/40 mm SKL procedentes de los pre-Dreadnoughts de las clases Braunschweig y Kaiser Frederich III, desguazados en Alemania al final de la guerra, recibidas en el curso de la Segunda Guerra Mundial, por las que se pedía un escandaloso precio, que por las circunstancias de la contienda quedaron sin pagar. No obstante, en marzo de 1945, la burocracia alemana insistió ante la embajada para que el Gobierno español cancelara la deuda, pero nunca fue saldada. Hay que incluir los 12 cañones Krupp de 149/40 mm SKL, conocidos vulgarmente como negrillos, recibidos en diciembre de 1936, en el denominado envío especial n.º 2 y desembarcados en Ferrol, sirviendo para un artillado de costa itinerante, en función del desenvolvimiento de la Guerra Civil, procedentes de afustes navales de la desaparecida Kaiserliche Marine, de la que aún hoy en día puede verse alguna pieza degradada en la batería de punta Lucero, sobre el abra bilbaína. También aparecen cuatro piezas Krupp de 149/45 mm SKL, desconocidas por la mayoría de especialistas, asentadas en barbeta, dos en el golfo de Rosas, en Puig Clapè, y las otras dos en Mongat, en las cercanías de Barcelona, para proteger la línea de ferrocarril. Estas piezas procedían del destructor francés Amiral Sénès, ex-S-113, desguazado en Tolón en 1936, y arribaron a España por ferrocarril gracias a los buenos oficios del alcalde de Cerbère, Jules Cruzer, que era a su vez agente de aduanas. Piezas que, optimizadas, fueron tomadas como modelo para crear el cañón de 138/40 mm con el que se equipó regularmente a la Marina francesa. Actualmente el asentamiento de Rosas está abandonado y el de Montgat ha sido convertido en un parque público, llamado de Las Baterías, manteniendo buena parte de la infraestruc- 398 Agosto-septiembre


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