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REVISTA GENERAL DE MARINA AGOSTO SEPTIEMBRE 2014

PRIMER CENTENARIO DEL INICIO DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL... porte marítimo, para el cual se organizaron cuatro flotas de transportes: Cruiser and Transport Force, la flota de transporte británica, formada con 40 mercantes, y los trasatlánticos de las líneas de América del Sur y Australia, Cross Channel Fleet, para trasladar a Francia las tropas americanas desembarcadas en la Gran Bretaña (21), y por último, la Naval Overseas Transportation Service, encargada de transportar el material y abastecimientos del Ejército norteamericano (22). Además los Estados Unidos aportaron otra cosa fundamental, de cuya carencia se quejaba Jellicoe amargamente: destructores. La gran aportación del Imperio español a la táctica naval, el sistema de convoyes, tuvo que ser puesto en práctica, aunque se tardó en tomar la decisión de hacerlo y, por cierto, el primero que se formó tuvo por destino Gibraltar. No hemos hablado de los Dardanelos porque su fracaso cae más bien en el dominio de la táctica. La gran operación combinada y conjunta, mal planeada y peor ejecutada, obligó a arrancar de los cuadernos tácticos las páginas dedicadas a los asaltos anfibios, hasta que España los resucitó en Alhucemas… y hubo que volver a escribirlas. Desde un punto de vista estratégico se pretendía conseguir abrir un paso estrecho que conectase a los aliados con Rusia, eliminando a Turquía, y no se consiguió (23). El principio ampliamente vulnerado en tierra, el de la «unidad de mando» (dentro del n.º 8 de nuestro cuadro), no se solventó en el campo de la Entente hasta que, acuciados por la posibilidad de una hecatombe ante el empuje alemán, el 14 de abril de 1918 se nombró comandante en jefe de los ejércitos de operaciones en Francia al mariscal Foch, el cual dejó sintetizada su opinión: «Ahora admiro menos a Napoleón. Él luchaba contra coaliciones». Sin embargo, desde un punto de vista marítimo la coalición aliada no sufrió lo mismo y nunca sintió la imperiosa necesidad de un mando único naval; incluso en el peor momento de la guerra submarina, cuando parecía que la balanza se inclinaba hacia el platillo alemán, la división geográfica de los distintos teatros ayudó a ello. Por tanto, el bloqueo a distancia y la concentración y superioridad en material vencieron al dominio negativo, a una táctica más brillante, e incluso al mejor material óptico del mundo, ya que en aquellos tiempos de carencia de radar el telémetro era pieza esencial del combate. Haber «abandonado» a la Flota de Alta Mar en aras de los submarinos no fue ni moral ni materialmente una buena medida del alto mando alemán. (21) Poco más de un millón de hombres desembarcó en puertos ingleses y otro tanto en los franceses. (22) CASTEX: op. cit., tomo V-2.ª parte, pp. 159-172. (23) Los Dardanelos fueron fruto de la calenturienta imaginación de Sir Winston Churchill, falto, según sus críticos, de conocimientos técnicos suficientes. 242 Agosto-septiembre


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