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MEMORIAL INGENIEROS 88

MEMORIAL DE INGENIEROS Nº 88 76 H I S T O R I A cestones, blindas, y trincheras en general, así como de las diferentes zapas). Otro tanto ocurre con el prospecto del Manual del Zapador Bombero (1850), escrito por el capitán José Aparici Biedma (P 16/1842), y los referentes a contraincendios. Hasta hace poco tiempo un servicio siempre a cargo de las unidades de Ingenieros en apoyo de la sociedad en general. En la actualidad lo desempeña una Unidad Militar de Emergencias (UME), perteneciente al Ejército de Tierra, liberando a las Unidades de Ingenieros para su exclusiva preparación y empleo en su parte militar en guerra, o en misiones de paz en el extranjero. Salvo aquellas situaciones en que lo requiera la envergadura de la catástrofe, y vuelva a ser de responsabilidad de las tropas de Ingenieros. Lo digo sin sutilezas ni demagogia, como es costumbre hacerlo en el Ejército, cuando la opinión va en beneficio del servicio. En este caso, en razón del empleo de unidades con material y personal específico (restablecimiento del enlace y de las comunicaciones, grandes remociones, puentes, inundaciones, destrucciones, seguridad, desactivación explosivos, transportes especiales por ferrocarril, etc.). En cualquier caso, el Arma habría asumido con satisfacción dicha empeño ante cualquier tipo de situaciones de catástrofe, para las que siempre ha demostrado estar mayormente capacitada. Actuando no bajo el concepto de lo que hoy llamamos una ONG, si no simplemente en solidaridad y ayuda, por lo general a petición de la Protección Civil, de la sociedad en general. Apunto entre otras ventajas, y acabo, que la concentración de medios en el Mando de Ingenieros, supondría un ahorro con la fusión de unos parques de material, siempre insuficientes, y un mayor aprovechamiento de la experiencia del personal, así como de los cursos de perfeccionamiento, etc., como resultado de la simbiosis que proporciona la continuidad de la práctica común en las intervenciones tanto en tiempo de paz como de guerra. El empleo y mantenimiento de todas las máquinas y herramientas de nuestras unidades se encuentran supeditadas a las fuentes de energía. Ya entonces aparecen entre otras La electricidad aplicada a los usos militares (1875), por el teniente coronel Scheidnagel. También a las unidades de desactivación de explosivos de entonces, a los zapadores, les hubiera sido de interés la Teoría de los explosivos (1897), por el teniente coronel Banús, o, a las mismas de destrucciones, el Cálculo aproximado de la cantidad de explosivo necesario para romper un puente en función de la luz (1917), por el general de división Marvá. Una especialización como el servicio de aguadas, que ya estaba impresa en Aparato para extracción de agua de pozo o aljibe (1916) del capitán de Ingenieros Enrique Rolandi Pera (P 81/1900); Depuración de aguas residuales (1923), por el comandante del Cuerpo Tomás Ardid y Rey (P 89/1908); Descubrimiento de aguas subterráneas (1934), de Roque Adrada Fernández, y Alumbramiento de aguas subálveas por medio de gaterías (1934), del también capitán de Ingenieros Rafael Cortada León, ambos de la (P 107’/1925). En cuanto a la muy actual Castrametación está el Campamento militar de Paterna (Valencia) (1924), del teniente coronel del Cuerpo Francisco Castell y Cubells (P 66/1889). Hoy día, una de nuestras especialidades más importantes son las de carreteras y caminos (“de esos que llevan a la victoria, y que abren los ingenieros”), como también lo fueron para los zapadores en su día. Como recuerdan los Apuntes sobre el camino militar emprendido desde la provincia de Abra a la de Cagayán, en la isla de Luzón (1882), por el capitán del Cuerpo Evaristo Liébana y Trincado (P 45/1871), o la Construcción de pistas en Alhucemas (1926), del capitán Gallego. Así mismo ocurre con Carreteras (1921), por el teniente coronel Jiménez Lluesma. Otro tanto con las encargadas de las obras, para las que en su momento se publicaron artículos como Los materiales hidráulicos (1697), por el comandante Cano, o las Obras y Servicios del Puerto de Santa Isabel de Fernando Póo. Proyecto general (1912), del comandante Francisco del Río Joan (P 67/1890), Deformación


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