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Este año fuera de casa no cuenta, puesto que ha sido un despliegue atípico. Ha sido mucho tiempo lejos del hogar y ha sido toda una prueba a nivel personal. Por suerte pudimos vernos en junio, ya que vino a visitarme a Sídney. Como ejemplo para conciliación de vida profesional y familiar podría decirse que es claramente una muestra de ausencia de la misma, pero sería dramatizar mucho, ya que es una situación totalmente extraordinaria. Estamos pensando en empezar a formar una familia en breve. Creo que a partir de entonces será cuando pueda opinar mejor del asunto. Por el momento, no tengo queja. Desde mi perspectiva, cualquier posible diferencia viene motivada por cuestiones de educación y «tradición». Es difícil cambiar tantos años de Historia y la mentalidad de algunas personas, y no sólo de los hombres, a veces somos nosotras las que nos causamos más daño. A nivel legal, no encuentro nada que falte por regular. Aunque, eso sí, abogaría porque los diseños de uniformidad los realizara una mujer y en el caso de Armada, una mujer que navegue… P.—Desde su experiencia personal, ¿cree que el desarrollo profesional en la Armada es una opción recomendable para la mujer? R.—Por supuesto que sí. Las opciones profesionales en Armada son amplias, ya seas hombre o mujer. Es más, en cualquiera de los tres Ejércitos puedes encontrar muchas opciones de vida. El mayor «inconveniente» para la mujer en el desarrollo de una profesión y en su ascenso, es la maternidad. Pero eso es algo muy personal. El ser madre y dejar de navegar es una decisión que corresponde a cada mujer, y que en ningún caso creo que limite la posibilidad de llegar a tu cima profesional. Las opciones están ahí. La Armada te las ofrece con independencia que te llames Carmen o Carmelo. El límite lo pones tú. Y a día de hoy no es incompatible ser madre y ascender. Pero también hay que ser realista y no puedes pretender tener las mismas prerrogativas que aquél que navega, simplemente porque no realizas el mismo trabajo. No es una cuestión de sexos, es una cuestión de funciones, responsabilidades y equidad. Yo animo a cualquier mujer que sienta curiosidad a que pruebe. No hay un día que me arrepienta de mi decisión. Me gusta mi trabajo, me gusta ser Sargento y me siento orgullosa de pertenecer a la Armada Española. Soldado Infantería de Marina, Julia María López Santos Destinada actualmente en la Oficina de Apoyo al Personal de la Armada de San Fernando (OFAP- 301). No tiene antecedentes familiares en la Armada, de hecho, ningún familiar ha sido miembro de ninguno de los tres ejércitos, así que ella fue la primera. Ingresó en la Armada el día 10 de septiembre de 1998. Al igual que en los casos anteriores solicitamos su colaboración para que nos transmitiera su valoración personal y profesional acerca de su trayectoria y del nivel de integración de la mujer en la Armada, e inmediatamente nos dio respuesta a estas cuestiones: Ingresé en las Fuerzas Armadas cuando me encontraba en un período de desconcierto en mi vida. Había compaginado estudios y trabajo desde los 14 años. Con 18 64 BIP Soldado de Infantería de Marina, Julia María López Santos.


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