Page 71

BIP 141

¿QUE ME PASA CUANDO LA ANSIEDAD ME DESBORDA? que «enloquecemos». Comenzaremos a  respirar deprisa sin que los músculos consuman ese oxigeno; el efecto es el contrario. La sangre no se oxigenará correctamente y nuestro cerebro recibirá más CO2 de la cuenta, con lo que nos marearemos. Conclusión, estaríamos padeciendo  e un ataque de pánico. Se considera que alrededor de un 20% de la población ha sufrido alguna vez uno. Pero, ¿por qué de ese 20% solo el 7% vuelve a tener problemas con la ansiedad? Pues porque ellos no dieron a ese episodio de sus vidas más importancia. Volvamos al examen. Muchas personas se ponen enfermas ante un examen importante. Pero lo atribuyen a causas lógicas (no he desayunado, es una lipotimia, son los nervios, etc.). El pequeño 7% que tendrá problemas con la ansiedad será aquel que decida huir de la situación. Al evitarlo nuestro cerebro lo considerará peligroso y nos hará sentir muy mal la próxima vez. Puede ser que la reacción sea cada vez más intensa y por tanto el miedo a esa situación será mayor. Bien, entonces lo mejor que puede ocurrir es que se desarrolle una fobia simple, un miedo exagerado a ese lugar. El cerebro  en su funcionamiento hace asociaciones. Si en un aula hay gente y el aula es peligrosa, cualquier sitio donde haya gente lo será. Ya estaríamos ante una fobia social. Por ese camino, el cerebro entenderá que lo mejor es quedarse en casa y estaremos ante la agorafobia. Lo que se puede complicar la vida «solo por no haber reaccionado adecuadamente» en una situación; o mejor dicho, por no haber tenido cerca personas que nos pudiesen aclarar las cosas y aconsejar de forma correcta sobre qué debíamos hacer. Si alguien nos hubiese enseñado que el proceso de la ansiedad es tan aparatoso como poco peligroso, que es imposible tener un infarto durante un «subidón» de ansiedad, que jamás nos desvaneceremos porque la ansiedad lo impide, que la sensación de irrealidad no es más que visión periférica… Bien, pues ni más ni menos ésto es la ansiedad. Tenemos que convivir con ella (la positiva, claro está) y decidir qué nivel de ansiedad nos vamos a permitir. ¿que es difícil volver a sentirla como una aliada? Pues sí, pero simplemente necesitamos mucha constancia y trabajar sobre ello ¿Conocen a alguien que haya batido el record de la maratón sin haber entrenado cinco o diez años? Pues con esto pasa lo mismo. Un entrenador que diga lo que hay que hacer, al que poder seguir, tiempo para llevarlo a cabo, y… ¡el éxito está asegurado! MIGUEL ÁNGEL RIZALDOS LAMOCA PSICóLOGO CLÍNICO WWW.RIZALDOS.COM BIP 69


BIP 141
To see the actual publication please follow the link above