Integrando lo "ciber" en las operaciones

REVISTA DE AERONAUTICA Y ASTRONAUTICA 846

INTEGRANDO LO «CIBER» EN LAS OPERACIONES EExiste todavía la creencia generalizada de que lo “ciber” es una disciplina de apoyo que gestionan unos técnicos –a los que solemos denominar “frikis”– y que tiene por objeto que seamos capaces de utilizar nuestros ordenadores y nuestras redes de comunicaciones. Pretendo contribuir en las próximas líneas a desmontar esa idea. Mi intención es pasar a la siguiente página, en la que el ciberespacio se entiende como una herramienta –y un arma– más de nuestro arsenal y, al mismo tiempo, como un entorno en el que todos estamos inmersos, lo queramos o no, seamos o no conscientes de ello. Voy a escribir sobre operaciones, sobre cómo ganar guerras. No las guerras de futuro sino las que ya se están librando cada día, a todas horas y en todos los escenarios imaginables. El objetivo de las guerras es doblegar la voluntad del enemigo para que acate nuestro punto de vista. En realidad, la utilización de todas las armas que se han dado en llamar últimamente “cinéticas” (¿estarán preparando el terreno para las de energía dirigida?) siempre ha tenido el único objetivo de ejercer la suficiente presión sobre la voluntad de resistencia del adversario, o evitar que él la ejerza sobre nosotros. De esta afirmación podemos deducir claramente que el centro de gravedad de todas las guerras, tanto el propio como el del enemigo, es la voluntad de los líderes, de aquellos que tienen el poder de decidir entre imponerse o someterse. Y, en todas las guerras desde que el hombre es hombre, se ha hecho uso de la violencia y de métodos más sutiles de persuasión. Resulta tópico volver a Sun-Tzu y descubrir en él a un maestro del espionaje y de la decepción. Finalmente, la victoria más perfecta es aquella que se consigue sin combateI. Igual que la aparición de los primeros aviones alteró muchos de los supuestos indiscutidos hasta ese momento, la sociedad de la información en la que nuestras Fuerzas Armadas están operando obliga a incluir nuevos factores en nuestro proceso de planeamiento. La aviación llegó de la mano de unos pocos pioneros. Bueno es recordarles en estas fechas, todavía reciente la celebración el 75 aniversario de nuestro Ejército del Aire. Aquellos primeros aviadores tuvieron que enfrentarse a innumerables retos técnicos, organizativos, doctrinales, operativos y de todo tipo. Suya fue la responsabilidad de incorporar este nuevo instrumento a un entorno que, aunque existía desde siempre, había estado vedado a la acción humana hasta principios del siglo pasado. Ellos determinaron la forma de hacer la guerra en el aire. Los duelos caballerescos dieron paso a la competición por los logros individuales y colectivos y, como no podía ser de otro modo, a organizaciones más complejas y eficientes en la consecución de los objetivos militares. Sin embargo, la guerra del aire no se quedó en el aire. Desde el momento en que un avión constituía una atalaya privilegiada de observación, desde que podía batir objetivos en la retaguardia enemiga, cruzar obstáculos orográficos o ser capaz de cubrir grandes distancias en poco tiempo ya estaba influyendo en las operaciones de los entornos terrestre y naval. El espacio aéreo estaba ahí pero no era accesible, el ciberespacio es una creación humana que ha pasado a ser el “no-lugar” donde habitamos y operamos en las sociedades que Thomas P. Barnett denomina “mundo conectado”II. Ahí terminan las diferencias. Por lo demás, la ca- Ángel Gómez de Ágreda Teniente Coronel del Ejército del Aire 720 REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Septiembre 2015


REVISTA DE AERONAUTICA Y ASTRONAUTICA 846
To see the actual publication please follow the link above