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AEROPLANO 29

vieron una luz, pero no había nadie. Al cabo de media hora llegó un bote llevando al secretario del gobernador de la isla, que les dijo que no era prudente desembarcar. A pesar de todo lo intentaron, pero por poco vuelcan. Finalmente decidieron pasar la noche en el hidro. Por la mañana los recogió el “Alsedo” que los llevó a la isla. En resumen, habían hecho un vuelo de más de doce horas, más dos horas y veinte minutos de navegación marítima... A las 12 horas y 10 minutos del día siguiente se inició el vuelo a Recife (antiguo Pernambuco), a solo 540 km. Pero en este tramo ocurrió un serio incidente que les obligó a continuar el vuelo con un solo motor a máxima potencia. Ello le obligó a lanzar al mar todo lo que llevaban a bordo. La causa fue la rotura de la hélice trasera, que obligó a parar el motor y dado que el motor delantero no daba el rendimiento suficiente, Franco tuvo que hacer ímprobos esfuerzos para mantenerse en vuelo, llegando en algún momento las olas a rozar el casco. Al fin vieron la costa americana, y tras tres horas y media de vuelo, el “Plus Ultra” amaraba en el Puerto de Recife, tras lograr la travesía del Atlántico Sur. El recibimiento que se les hizo no se puede narrar. Medio millar de españoles que allí residían, y que apenas se acordaban de nuestro idioma, les aclaman con intensa emoción. La parte del raid que quedaba era menos importante aunque no más fácil, pues la etapa de Recife a Río de Janeiro –2.100 km.– era un trayecto que nunca se había hecho en vuelo directo, sin escalas. El día 4 de febrero se realiza costeando el continente. En Río, la toma de agua fue muy difícil a causa de tanto obstáculo, miles de embarcaciones de toda clase, que ponían en peligro la aeronave, al extremo de que una de las embarcaciones que como todas las demás, quería navegar a su lado, rompió el timón del hidroavión. Multitudes y entusiasmo desbordado de más de tres horas, para poder desembarcar. El día 9 despegaron hacia el Sur con problemas, pues habían cambiado la hélice de cuatro palas por una de dos que era menos eficiente, y tuvieron que cargar gasolina de automóvil. Con estos inconvenientes se dieron cuenta que no podrían llegar a Buenos Aires, por lo que pensaron amarar en Río Grande do Sul. Pero un viento favorable les permitió continuar hasta Montevideo donde llegaron al ponerse el sol. Fueron 2.060 km. Recorridos en 12 h 05 m que nadie había hecho en vuelo directo. También hubo multitud y entusiasmo en Montevideo. El Presidente de la Nación les pidió realizasen días más tarde una escala en Uruguay, a lo que Franco accedió. Al día siguiente despegaron para la etapa final a Buenos Aires. A los siete minutos de vuelo, Rada avisó a Franco de una fuga de gasolina, por lo que Franco decidió descender y tomar agua de nuevo. Tras incomunicar algunos depósitos a los ocho minutos despegaron de nuevo y pusieron rumbo a Buenos Aires. Finalmente, después de una hora y doce minutos y escoltados por los aviones argentinos que habían salido a esperarles a las 12 horas y 14 minutos el “Plus Ultra” volaba sobre la ciudad, virando sobre el monumento a Colón. Unos minutos después amaraba en el antepuerto, en medio de ovaciones y sirenas que celebraban la proeza. El Plus Ultra amaró en medio de ensordecedoras ovaciones. Los tripulantes, entre vítores y aclamaciones, pasaron a bordo del cañonero "Paraná" donde se asearon y cambiaron de ropa. Poco después, en una canoa, se dirigieron al desembarcadero del Arsenal, donde les esperaban las autoridades y representaciones del Gobierno. Al desembarcar, la inmensa muchedumbre que les esperaba les dedicó una grandiosa ovación. El Encargado de Negocios español abrazó a Franco y a sus compañeros y los presentó al Sr. Noel, Intendente de la ciudad, que les dio la bienvenida. Tal fue el recibimiento 114 Franco y Ruiz de Alda en el Plus Ultra Llegada del Plus Ultra a Sevilla, donde se inauguró el puente levadizo de Triana


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