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AEROPLANO 29

EL JESÚS DEL GRAN PODER El espíritu abierto y aventurero del español, no se contenta con lo logrado por nuestros antepasados en América, Filipinas y Guinea. Siente la nostalgia de aquellos días en que Colón y sus continuadores cruzaban el mar inmenso en frágiles embarcaciones; empresa de titanes que obscurece a cuantos mitos forjó la antigüedad y a cuantos héroes legendarios nos legó la fantasía de nuestros antepasados. Así no descansaron pensando en nuevas hazañas. Por ello, no es de extrañar que en esta época, los aviadores españoles, jóvenes y casi ociosos por la terminación de la campaña de Marruecos, soñaran con emular las glorias conseguidas por los tripulantes de los tres vuelos: “Plus Ultra”, “Elcano” y “La Atlántida” realizados en 1926. ¡Cuando Juan de Mesa en 1620 esculpía la venerada imagen del “Jesús del Gran Poder”, objeto de especial devoción del pueblo sevillano, que ajeno estaba a la difusión que el nombre de su imagen iba a tener en el ámbito aeronáutico internacional! Efectivamente, éste nombre fue el elegido para bautizar el avión Breguet 19 con el que dos pilotos de la Aeronáutica Militar Española hicieron el vuelo directo Sevilla-Bahía y posteriormente Bahía – Río de Janeiro – Montevideo – Buenos Aires – Santiago – Arica – Lima – Paita – Colón – Managua – Guatemala – La Habana. Así pues, no sorprende que en el verano de 1927, el capitán Ignacio Jiménez Martín, curtido por su vuelo a Guinea con la patrulla Atlántida, propusiera al capitán Francisco Iglesias Brage realizar un raid para intentar batir el récord mundial de distancia sin escalas, establecido en dicho momento en 6.294 km. El capitán Jiménez, junto con el teniente Haya, había logrado en 1925 batir los récords nacionales de duración y distancia en circuito cerrado para aviones terrestres. En la carta que dirigió al capitán Iglesias le ofrecía el puesto de navegante y copiloto en el vuelo que estaba preparando para batir el récord mundial de distancia. Como era natural, Iglesias aceptó encantado el ofrecimiento, ya que le suponía la posibilidad de iniciar vuelos internacionales, que constituían la obsesión de los aviadores de todo el mundo y era uno de los rasgos característicos de las conquistas humanas al finalizar el primer cuarto del siglo XX. En aquellos días la empresa Construcciones Aeronáuticas “CASA” había recibido el encargo de fabricar una segunda serie de Breguet 19, de los cuales los números del servicio 71 y 72 estaban especialmente desarrollados para vuelos de larga duración. Estos avio- El “Jesús del Gran Poder” ante la torre de Cuatro Vientos (años 60)


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