El poder aéreo en la tercera estrategia de compensación

REVISTA AERONAUTICA Y ASTRONAUTICA 843

EL PODER AÉREO EN LA TERCERA ESTRATEGIA DE COMPENSACIÓN El pasado mes de noviembre de 2014, el ex secretario de Defensa estadounidense Chuck Hagel sentó las bases de la defensa estadounidense del futuro. Por un lado, lanzó un Programa para la Investigación y Desarrollo a Largo Plazo con el fin de identificar y madurar las tecnologías emergentes en el horizonte 2030-35. Por otro lado, emprendió la Iniciativa de Innovación en Defensa para generar un nuevo catálogo de capacidades militares y flexibilizar la administración militar del país. Combinados, estos proyectos constituyen los pilares de la tercera estrategia de compensación (Third Offset Strategy) encaminada a garantizar la supremacía militar del país en los años venideros. Sin ninguna duda, ésta será la gran herencia de Chuck Hagel tras su fugaz paso por el Pentágono, puesto que su consecución no sólo articulará el planeamiento de la defensa estadounidense durante las próximas décadas, sino que ésta también podría motivar la conquista de una nueva Revolución en los Asuntos Militares (RMA)1. Fundamentada en la herencia de la RMA de la información y en la inventiva de la industria estadounidense, este proceso de innovación militar pretende resolver los interrogantes estratégicos del país en la posguerra contra el terror y mantener el nivel de ambición militar con menos recursos económicos, humanos o materiales y mayores constricciones políticas. Más concretamente, esta estrategia pretende incrementar la capacidad estadounidense para proyectar su poder bélico en entornos anti-acceso y de negación de área (A2/AD)2, reforzar la disuasión convencional e imponer un elevado coste de oportunidad a los potenciales adversarios que pretendan competir con el país en materia tecnológica3. ¿Y cuáles son los principales interrogantes estratégicos que debe resolver Estados Unidos? En primer lugar, tal y como insinúa la Revisión Cuatrienal de la Defensa –que establece las líneas maestras de la política de defensa y la administración militar del país para el periodo 2014-18– y alerta el Panel de Defensa Nacional –que evalúa las líneas maestras trazadas por esta revisión– las fuerzas armadas del país difícilmente podrían combatir en dos guerras que estallaran de forma simultánea; por lo que serían incapaces de satisfacer uno de sus tradicionales objetivos de seguridad nacional. Si a ello se le añade que el volumen y la estructura de fuerzas proyectada para el año 2019 –cuando se consolidará la hoja de ruta propuesta por la revisión– será algo más pequeña que la de 2015 pero con un catálogo de capacidades similar al actual; que los medidas A2/AD de sus adversarios habrán madurado y que sus fuerzas armadas deberán estar preparadas para responder a múltiples contingencias (desde operaciones de gestión de crisis a acciones de alta intensidad contra adversarios avanzados); es evidente que el país necesita plantear un nuevo modelo para proyectar globalmente su poder y satisfacer, con un ejército más pequeño, un mayor número de cometidos4. En segundo lugar, porque la supremacía militar que ha proporcionado la RMA de la información durante más de tres décadas parece estar llegando a su fin. Desde la Operación Tormenta del Desierto, los potenciales adversarios del país han estudiado las características del nuevo estilo americano de combatir producto de esta revolución y se han dotado de los medios tecnológicos (sistemas C4ISTAR para digitalizar el campo de batalla, armas inteligentes para batir con precisión los objetivos enemigos y plataformas furtivas o no-tripuladas para entrar en áreas de riesgo sin ser abatidas) y las capacidades (acción conjunta, operaciones dispersas, fuerzas especiales o ciber- Guillem Colom Piella Doctor en Seguridad Internacional 384 REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Mayo 2015


REVISTA AERONAUTICA Y ASTRONAUTICA 843
To see the actual publication please follow the link above