Un menú con muchas estrellas

REVISTA AERONAUTICA Y ASTRONAUTICA 843

Un menú con muchas estrellas DAVID CORRAL HERNÁNDEZ LAS GRANDES EXPLORACIONES Y AVENTURAS TIENEN MUCHO DE SUEÑOS E IDEALES, PERO TAMBIÉN GRANDES DOSIS DE PREPARACIÓN PARA HACERLAS POSIBLES. LOS VIAJES TRIPULADOS AL ESPACIO, LAS EXPEDICIONES AL POLO NORTE O LAS QUE DESCUBRIERON TIERRAS DESCONOCIDAS, COMPARTEN ACCIONES TAN COTIDIANAS Y NECESARIAS COMO COMER O BEBER PARA SOBREVIVIR Y SEGUIR AVANZANDO. PARECEN DOS CUESTIONES SENCILLAS PERO, EN INCONTABLES OCASIONES, QUE AMBAS FUERAN RESUELTAS FUE LA CLAVE PARA LOGRAR EL ÉXITO. LA PRIMERA COMIDA ESPACIAL Como en tantos otro aspectos el vuelo de Yuri Gagarin también fue pionero en llevar alimentos al Espacio. Durante su vuelo en la Vostok I, en 1961, contó con tres tubos similares a los de pasta dentífrica que contenían puré de carne y salsa de chocolate. Sin embargo fue su compatriota Gherman Titov, en la Vostok 2, el primero en ingerir alimentos en el Espacio mientras que para los estadounidenses fue John Glenn, al comerse una compota de manzana en el tercer vuelo de las sondas Mercury. Los vuelos posteriores de misiones soviéticas y estadounidenses establecieron los pilares de la nutrición espacial y comenzaron los estudios de cómo se podía comer en condiciones de ingravidez, si ésta afectaba al proceso de deglución, si el metabolismo cambiaba fuera de la Tierra o para saber cuánta energía necesita un astronauta diariamente. Con el paso de las misiones, y su duración cada vez más prolongada, la nutrición se convirtió en un factor esencial y los sistemas mejoraron para que los alimentos fuesen lo más nutritivos y energéticos posible al tiempo que su peso y tamaño fuesen lo menor posible. Por ello no es de extrañar que los astronautas de las misiones Mercury estadounidenses, 1959-1963, no apreciasen demasiado los cubitos, tubos con semilíquidos y polvos liofilizados de sabores poco apetecibles y difíciles de rehidratar y que fuera habitual una notable pérdida de peso entre los tripulantes. Los cubitos eran como aperitivos, para comer de un bocado, y estaban compuestos por gelatinas que poseían proteínas con un alto contenido de calorías. Los tubos, el sistema más empleado en los comienzos de la carrera espacial, eran de aluminio. Pesados e incómodos de apretar, se podía comer directamente de ellos, aunque el catálogo de comidas era reducido y a veces casi único, como el de sopa rusa borscht, conocido entre los cosmonautas como “vodka” (ponían una pegatina encima ya que el alcohol estaba prohibido en todos los vuelos espaciales). Estos diseños y envasados tenían como fin evitar pérdidas o descomposiciones que, convertidas en partículas errantes por el interior de los módulos, pudiesen provocar accidentes con los dispositivos de las naves. Eran además alimentos pensados para reducir las posibilidades de defecasen en vuelo, pues no solo es complicado llevar grandes cantidades de alimentos al Espacio (y de agua para rehidratarlos), también lo es la gestión de los residuos por su peso, tamaño y por lo desagradable de su olor en un espacio tan pequeño como es el interior de las naves. «No solo es complicado llevar grandes cantidades de alimentos al Espacio (y de agua para rehidratarlos), también lo es la gestión de los residuos por su peso, tamaño y por lo desagradable de su olor» Los astronautas de distintos orígenes han llevado hasta el Espacio algunas de sus recetas más tradicionales. 454 REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Mayo 2015


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