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REVISTA HISTORIA MILITAR 116

232 MANUEL FERNÁNDEZ NIETO sima del invictísimo Carlos V, como si fuera menester para hacerla eterna, como lo es y será, que aquellas piedras la sustentaran. Per-dióse también el fuerte, pero fuéronle ganando los turcos palmo a palmo, porque los soldados que lo defendían pelearon tan valerosa y fuertemente, que pasaron de veinticinco mil enemigos los que mata-ron en veinte y dos asaltos generales que les dieron. Ninguno cautiva-ron sano de trescientos que quedaron vivos, señal cierta y clara de su esfuerzo y valor, y de lo bien que se habían defendido y guardado sus plazas. Rindiose a partido (capituló) un pequeño fuerte o torre que estaba en mitad del estaño, a cargo de don Juan Zanoguera, caballero valenciano y famoso soldado. Cautivaron a don Pedro Puertocarre-ro, general de la Goleta, el cual hizo cuanto fue posible por defender su fuerza y sintió tanto el haberla perdido, que de pesar murió en el camino de Constantinopla donde le llevaban cautivo. Cautivaron ansímesmo al general del fuerte, que se llamaba Gabrio Cervellón, caballero milanés, grande ingeniero y valentísimo soldado». Esta valoración y juicio de la caída de Túnez, relatada por Cervantes por boca del cautivo es rigurosamente cierta si nos atenemos al testimonio de los supervivientes del asedio, alguno de los cuales, siendo del mismo tercio, debió contar a sus compañeros la verdad de la situación vivida en aquellas tristes jornadas. El 30 del mes de septiembre, tras el fracaso de la expedición a Túnez, el tercio de Lope de Figueroa que no pasó de Trapani, en la propia Sicilia, fue desembarcado en Palermo para pasar el invierno. Una carta de don Juan a su hermano el rey, fechada el 12 de noviembre, informa de que había con-cedido permiso a don Lope de Figueroa para regresar a España y dejado en Sicilia bajo el mando de don Martín de Argote, «a cuyo cargo ha estado esta infantería otras veces en su ausencia», las compañías de su tercio para que protegiesen la costa y para que los soldados se recuperasen de las anteriores campañas, y así estuviesen en disposición de servir en la primavera de 1575, cuando comiencen las nuevas operaciones bélicas.38 También en noviembre encontramos, entre las cuentas del pagador del Ejército Juan Morales de Torres, una partida de veinticinco escudos a favor de Miguel de Cervantes como soldado aventajado.39 En diciembre, junto con su hermano Rodrigo, 38  Fernández de Navarrete, M.: Vida de Miguel de Cervantes Saavedra, op. cit., pág. 310. 39  «En la cuenta del pagador de la armada Juan Morales de Torres de los años 1571 a 1574 y en la primera página del pliego 120 aparece una partida en la cual figura Miguel de Cervantes, soldado aventajado, cobrando con orden de Don Juan de Austria veinte y cinco escudos de a diez reales castellanos, los cuales le mandó pagar, a buena cuenta de lo que se le debía, el señor duque de Sesa. Fecha en Palermo a quince de Noviembre de mil quinientos setenta y Revista de Historia Militar, 115 (2014), pp. 207-242. ISSN: 0482-5748


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