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REVISTA HISTORIA MILITAR 116

258 JORGE LUIS LOUREIRO SOUTO de Angad, en los confines del Sahara argelino. Abdel Kader se había con-vertido en un huésped embarazoso para el sultán, de quien no recibía ningún apoyo efectivo. Sus armas y municiones debía procurárselas por sus propios medios, de forma que su adquisición y la soldada de sus hombres estaban agotando lo que quedaba de su tesoro. Además, la penetración francesa en la región le cerraba el acceso a sus antiguas bases de operaciones y los be-duinos de Angad pillaban los rebaños de su smala. En esta precaria situación, Abdel Kader supo aprovechar el incipiente conflicto entre España y Marruecos, obteniendo de él un gran partido. Pron-to sus emisarios difundieron los belicosos proyectos que había publicado la prensa española, tergiversándolos para favorecer sus intereses, ya que, si conseguía que Marruecos se enfrentara a Francia, habría obtenido un pode-roso aliado en su lucha contra los galos: proclamar la yihad para expulsar a los cristianos de territorios islámicos podía ser la mejor solución. Su acu-sación de que Francia y España se habían aliado para lanzar una cruzada contra los musulmanes le ayudó a organizar un levantamiento impulsado a base de ardientes proclamas religiosas. A finales de mayo, el cariz que estaban tomando los acontecimientos hizo que el sultán enviara a la frontera con Argelia un contingente de tropas regulares de oudaias y bokharis, que se puso a las órdenes del caíd de Oujda, Ali Ben Taïb, El Guenaoui, para prevenir la anunciada invasión e impedir que Abdel Kader continuara cobrando ascendencia en aquella región. Cuan-do sus hombres llegaron a Oujda, se había reunido en los alrededores de la ciudad un contingente de alrededor de 8.000 jinetes y otros tantos infantes en virtud de la llamada de Abdel Kader, siendo su jefe principal El Khebibi, caíd de la poderosa cabila Alof Andoum. Francia no esperaba un ataque marroquí. El gobernador general de Argelia, mariscal Bugueaud, estaba a 130 leguas de la frontera operando contra las cabilas de las montañas Jurjura, en la Cabilia. El general de Lamo-ricière se fortificó en la localidad de Lalla Maghnia, próxima a la frontera, limitándose a observar los acontecimientos. Por otra parte, la conducta de El Guenaoui revela que sus instrucciones eran meramente defensivas, ya que su señor únicamente le había encargado verificar si eran ciertos los proyec-tos de invasión que los rumores atribuían a los franceses. A pesar de la in-sistencia de Abdel Kader, se negó a penetrar en territorio argelino e incluso autorizó regresar a una parte de su contingente durante las labores de la co-secha. El sultán le había ordenado conducirse con la mayor circunspección, prohibiéndole tomar la iniciativa en el ataque. A no ser que fuera atacado, debería limitarse a requerir a de Lamoricière que evacuara Lalla Maghnia y se retirara a la línea del cauce del Tafna, debiendo esperar órdenes antes de Revista de Historia Militar, 116 (2014), pp. 243-282. ISSN: 0482-5748


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