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REVISTA HISTORIA MILITAR 116

GABRIEL DE YERMO, EL PATRIOTA FIEL 309 España, arrostrando toda clase de riesgos y persecuciones, y franqueando crecidas sumas de dinero en donativos y préstamos, tuvo a bien por mi real Decreto de 7 de julio del año último, concederos la cruz de comendador de dicha Real Orden Americana de Isabel la Católica». El 7 de septiembre de 1813 Gabriel Joaquín de Yermo fallecía de pul-monía en su domicilio de la capital novohispana, dejando ocho hijos y un noveno que nacería pocos días después. Ordenó que su cuerpo fuera amorta-jado con el hábito de Nuestro Padre San Francisco y que se le diera sepultura en la capilla de Nuestra Señora de Aránzazu sita en el atrio del convento de San Francisco de donde era cofrade. En su testamento dejó estipulado que se fundaran ocho dotes de 300 pesos para niñas que se casaran o fueran mon-jas, cuatro en Sodupe, dos en Güeñes y otras dos en Zalla, «debiéndose dar preferencia a parientes del testador». También dejó reflejado que se fundara una escuela de primeras letras en Sodupe, y legó 3.000 pesos para el culto y ornato de su iglesia, y otros 1.000 para la iglesia de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza. No olvidó a su familia en España dejando a su hermano Juan José, que residía en Bilbao, 8.000 pesos considerando que «había sufrido se-rios quebrantos con la invasión de los franceses». A sus dos hermanas casadas legaba 1.000 pesos a cada una, mientras que a sus tres hermanas religiosas, les entregaba 500 pesos a cada una «por los vínculos de la sangre y del amor».48 A pesar de todos los esfuerzos tanto personales como materiales, los Yermo no supieron conservar la posición económica y social alcanzada por sus padres y abuelos en la Nueva España. No fueron capaces de mantener-se económica y socialmente en medio de la crisis productiva, comercial y de gran inestabilidad política que caracterizó el México decimonónico. Las hijas de Gabriel Joaquín y Josefa de Yermo, María Ignacia y María Teresa fallecieron prematuramente. María Guadalupe, María Dolores y María Jesús permanecieron solteras, mientras que el heredero, José María, se casó con Apolonia Soviñas; Gabriel José con Ana Furlong, miembro de una distin-guida familia poblana, y el pequeño Mariano falleció en la década de los treinta. En los años setenta, los Yermo que tan solo conservaban la hacienda Jalmolonga, se la vendieron al ciudadano francés Antonio Caire. A MODO DE CONCLUSIÓN Sin el decidido liderazgo de Gabriel de Yermo y el cuerpo de voluntarios de Fernando VII durante la misma noche de la destitución del virrey, Espa- 48  Archivo de Notarías de México. Protocolo de Imaz Cabanillas, 1815, págs. 98v y ss. Revista de Historia Militar, 116 (2014), pp. 283-314. ISSN: 0482-5748


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