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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA Nº 316

internacional La Unión Europea baraja la posibilidad de establecer una misión para colaborar en la pacificación del país magrebí tas procedentes de Irak y Siria respaldados por huestes locales afines a Al Qaeda han desembarcado en suelo libio y proclamado su peculiar califato en tres lugares: la ciudad de Derna, frente a la costa italiana, (al que han autodenominado Estado Islámico de Barqa) y en dos pequeñas áreas desérticas (a las que han impuesto el nombre de Estado Islámico de Fezzan y Estado Islámico de Tripolitania). Terrenos que son un ya constatado campo de entrenamiento: los terroristas que el pasado 18 de marzo asesinaron en Túnez a 20 turistas, dos de ellos españoles, en el asalto al Museo de El Bardo habían pasado los últimos meses en Libia y fue el Daesh quien asumió la autoría del atentado . «La situación en Libia no es solo un problema nacional, sino un problema regional y puede llegar a convertirse en un problema global. El futuro de Europa se juega en Libia». Federica Mogherini, como máxima representante de la Política Exterior de la UE, manifestaba así la lógica preocupación de las cancillerías del Viejo Continente en la cumbre de jefes de Estado Mujeres libias votan en la ciudad de Misrata durante las elecciones generales del pasado junio que dieron la victoria al Gobierno de Al Thini. y Gobierno celebrada el pasado 20 de marzo en Bruselas. Los 28 emitieron un comunicado en el que calificaban al país magrebí como «un serio reto para la paz y la seguridad que requiere toda la atención de la UE». Se plantearon diversas opciones entre las que incluso figura el envío de una misión —civil o militar— que permita pacificar el país. Las posibles opciones se debatirán el próximo 13 de abril en Barcelona durante el encuentro entre las dos orillas del Mediterráneo organizado por el gobierno español y que contará con la participación de los titulares de Exteriores de los países de la Unión Europea y los del sur del Mediterráneo, incluidos Israel y Palestina. Lo más probable es que se trate de una fuerza para custodiar las infraestructuras del país —y evitar ataques a conexiones clave o instalaciones petrolíferas— o de entrenamiento para la formación de las Fuerzas Armadas libias. En el terreno diplomático, la ONU lleva meses intentado encontrar sin demasiado éxito un acuerdo de alto el fuego entre las partes como paso previo para establecer un Gobierno de unidad nacional. Con este fin, el Consejo de Seguridad aprobó en agosto de 2014 la resolución 2174 por la que se establecía una Misión de Naciones en Apoyo de Libia (UNSMIL) al mando del diplomático español Bernardino León. Tras sucesivos tira y afloja, promesas incumplidas y negociaciones rotas, en este momento las dos facciones mantienen desde el 19 de marzo una nueva ronda de contactos en la ciudad marroquí de Sjirat. «El acuerdo va a ser difícil», reconoció en rueda de prensa Bernardino León, pero también auguró como probable una continuación del diálogo durante los próximos meses en la ciudad suiza de Ginebra. Las dos facciones están de acuerdo en crear un comité encargado de recuperar la confianza y reforzar la cooperación. Además, este comité será el responsable de garantizar que los servicios básicos y la ayuda humanitaria puedan llegan a las poblaciones más afectadas por la guerra. CALIFATO EN DERNA Lo cierto es que si puede haber un elemento que aúne a los dos gobiernos y les haga tomar conciencia de la necesidad de colaborar es el temor común ante el constatado avance del autodenominado Estado Islámico. Se cifran en más de 8.000 los libios que fueron a combatir a Irak tras la ofensiva estadounidense para derrocar a Sadam y volvieron radicalizados y entrenados a su país. Además, la porosa frontera que separa los desiertos libios de Argelia o Túnez, por un lado, y Egipto por el otro, han permitido que células transnacionales de La Base como Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) Al Qaeda en la Península Árabiga (AQPA) y el Movimiento por la Unidad de la Yihad y el África Occidental (MUYAO) se asienten en suelo libio y se fusionen con las brigadas islamistas locales. Según un reciente análisis del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos Británico (IISS), Sabri Elmhedwi/EFE tienen bajo su control un área en el sur de la región de Fezzan fronterizo con Argelia. El denominado Paso del Salvador lleva años siendo ruta de entrada para terroristas. Entre las dunas y las montañas de ambos lados de la frontera, entran en las ciudades de Ghat y Oubari para luego ser trasladados hacia Misrata o Trípoli donde se integran en las milicias locales. Cuántos forman estas milicias y, sobre todo, a quien sirven es prácticamente imposible de delimitar. Algunas brigadas se han sumado a la idiosincrasia del país de servir al mejor postor (en octubre de 2013, un comando islamista secuestró al entonces primer ministro, Ali Zeidan; en un primer 46 Revista Española de Defensa Abril 2015


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