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BOLETIN INFANTERIA MARINA 16

Título: Diario de un Marine Autor: Eugene B. Sledge Editorial: Planeta Año de edición: 2010 ISBN: 978-84-08-09477-7 Páginas: 455 Precio: 9,95 euros edición de bolsillo DIARIO DE UN marine BOLETíN DE LA INFANTERíA DE MARINA 63 Cuando el marine «Mazo» Sledge, durante la noche del Día «D» en la isla de Peleliu, vio que su compañero, en el pozo de tirador, veterano de anteriores desembarcos, sacaba de la vaina su cuchillo Ka-Bar y lo clavaba en el polvo de coral que rodeaba el pozo, se dio cuenta de lo que le esperaba: el acoso constante de infiltrados japoneses y la necesidad de estar en alerta permanente para evitar que lo pasaran a cuchillo. El autor del libro que comentamos participó como voluntario del USMC en las campañas de Peleliu y Okinawa en el Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial. Inicialmente quiso alistarse como oficial, pero el periodo de adiestramiento, cercano a los dos años, le pareció excesivamente largo y, deseoso de participar cuanto antes en el conflicto, decidió hacerlo como soldado. Lo hizo en 1943 a los 19 años de edad. Tuvo un periodo de instrucción muy duro en San Diego, tras el cual fue asignado a la infantería. Amplió su adiestramiento en Camp Elliot donde se especializó como sirviente de morteros de 60 mm, cometido que desempeñó durante toda la guerra. Su preparación estuvo a cargo de marines veteranos, tanto los procedentes del «viejo cuerpo », del periodo de entreguerras, como veteranos de la guerra en curso que aportaban su experiencia de combate. Sledge no oculta su admiración por los «viejos», prototipo de los cuales era el Gunnery Sargent Haney que, entre otras excentricidades que chocaron a Sledge, limpiaba obsesivamente su armamento, afilaba su machete tres veces al día y, que al ducharse, se limpiaba los genitales con un cepillo de púas metálicas. Finalizado su adiestramiento en Camp Elliot, fue trasladado al Pacífico encuadrado en la Compañía K del 3.er Batallón del 5.º Regimiento (K/3/5) de la 1.ª División de Marines. Su unidad llevó a cabo continuos ejercicios de adiestramiento, tanto terrestres como anfibios, durante los cuales se tenían en cuenta las experiencias obtenidas por el USMC en las operaciones ya desarrolladas (Guadalcanal, Bouganville, Tarawa), tanto en el uso del nuevo material disponible (LvT’s) como de procedimientos (apoyo de fuego, logístico, etc.). Tras la campaña de Peleliu Sledge comenzó a tomar nota de sus experiencias y las recopiló en un manuscrito que guardó en una vieja Biblia. Tras la guerra fue ampliando sus notas; pero, hasta muchos años después, por insistencia de su mujer y con el apoyo de personal del Cuerpo de Marines, no se decidió a publicarlo. El relato constituye un excepcional testimonio de lo que fueron las operaciones anfibias en el Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial, desde el punto de vista de un soldado, pero, sobre todo, un testimonio del horror de la guerra para un combatiente de primera línea, que puede ser de aplicación a cualquier época y a cualquier conflicto. La crudeza de los hechos que describe no está reñida con las reflexiones filosóficas del autor sobre la guerra y la manera que el hombre se enfrenta a ella. Sus comentarios acerca de sus experiencias (miedo, cansancio y sueño, actos de compañerismo y camaradería) están escritos con una prosa sencilla, pero efectiva. Podemos comprender el endurecimiento progresivo de los combates y el odio creciente a un enemigo tenaz y duro, que llevaba a jóvenes inocentes a cometer actos crueles que no habrían sido capaces ni de imaginar antes de la guerra. Durante la operación de Peleliu se fraguó la expresión «mirada de las mil yardas», que hacía alusión a la expresión de la cara de aquellos combatientes que habían estado sometidos de forma prolongada al estrés del combate. El autor describe la diferencia de las tácticas empleadas por los japoneses que modificaban teniendo en cuenta su experiencia. En Peleliu, por ejemplo, no desarrollaron ataques «banzai», que suponían una sangría de personal sin resultados tácticos apreciables. A cambio desencadenaron una tormenta de fuego sobre las LvT’s y las embarcaciones que se aproximaban a la playa, en un intento de desbaratar el desembarco en sus primeros momentos. En Okinawa no presentaron resistencia al desembarco, sino que prefirieron establecer una defensa en profundidad y con unas posiciones en apoyo mutuo que costaron a los norteamericanos miles de bajas y una campaña de meses de duración. El relato de los combates en primera línea se complementa con los datos y gráficos necesarios para tener una visión de conjunto de lo que estaba ocurriendo en unas operaciones muy complejas (en el caso de Okinawa la Fuerza de Desembarco era de 500.000 hombres, incluyendo personal del USMC y del Ejército de Tierra). De acuerdo a la contraportada del libro su contenido ha servido de fuente de inspiración a la serie de Tv The Pacific. LECTURAS RECOMENDADAS diario de un marine e. b. sledge 62 BOLETíN DE LA INFANTERíA DE MARINA


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