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EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL Nº 891 JUN 2015

rápidamente de su parte, y le proporciona así un crecimiento espectacular. El 29 de junio, después de haber tomado Mosul, una ciudad de 1.800.000 habitantes en 2008, con ricos campos petrolíferos en su entorno, Abu Bakr al Bagdadí se declara, en su capital Raqqa, Califa del Islam, declaración que iba dirigida principalmente a los yihadistas/takfiristas de todo el mundo, pero también a Al Zawahiri, que pasaba de este modo a estarle subordinado, aunque solo fuese a nivel de imagen interna. Desde entonces, aparte de la recurrente gestión publicitaria de la violencia más primaria, el ISIS/DAESH ha visto la entrada en juego de una coalición internacional que se manifiesta fundamentalmente a través de los bombardeos aéreos —no determinantes— y el apoyo al nuevo gobierno iraquí y a las Fuerzas Peshmerghas kurdas, lo que ha dado como resultado un cierto nivel de estancamiento, e incluso retroceso, en la progresión del DAESH. A MODO DE CONCLUSIÓN Parece claro que el islam tiene un problema. Occidente también, pero menos, pese al horror y el espanto que los medios de comunicación pública presentan. Conviene no olvidar que los verdaderos sufridores del fenómeno son los países musulmanes y como las estadísticas suelen acercarse mucho a la realidad, aquí van unos datos extraídos de Global Terrorism Database, en los que podemos observar que los diez países que más han sufrido el azote del terrorismo a lo largo del año 2013, tanto en número de ataques como en cantidad de víctimas, han sido todos ellos países de componente mayoritaria musulmana. Estos datos pueden ayudarnos a colocar el problema occidental en una dimensión más cercana a la realidad. Si ahora nos centrásemos en los grupos y grupúsculos con actividad a lo largo del mundo, volveríamos al problema que hemos tratado de encuadrar en páginas anteriores, es decir, el integrismo radical, definido en una corriente histórica que va desde los antiguos jariyies, sigue con el salafismo mal entendido, continua con el wahabismo y acaba, hoy en día, expresándose sobre el terreno por medio de un yihadismo/takfirismo sangriento y de crueldad extrema. Contra esto, en los países musulmanes hay un larguísimo 16  REVISTA EJÉRCITO • N. 891 JUNIO • 2015 Abu Bakr al Bagdadí, que se declara «Califa del Islam» en su capital Raqqa camino por delante, ya que sin un claro desarrollo social y económico —la pauperización social es la base de todo el fenómeno— no parece que sea posible disminuir el número de desheredados susceptibles de caer en las redes de estos grupos, por lo que es más que probable que durante años sigamos asistiendo a la aparición, auge y caída de distintas facciones. El problema en Europa parece centrarse actualmente en la ida-retorno de los llamados combatientes extranjeros que luego se transmutan en «lobos solitarios», —si bien estos pueden generarse espontáneamente—, cuyo biotipo medio se corresponde con un joven de segunda o tercera generación de inmigrantes, nacido en Europa y con nacionalidad europea, y que en un momento dado, en medio de su frustración ante la respuesta, o falta de respuesta, de la sociedad moderna a sus aspiraciones personales encuentra su salida en una muy particular y retocada versión del islam que se expresa, normalmente, a través de imanes o páginas web que propagan ese yihadismo/ takfirismo del que estamos escribiendo. El apartado relativo a los grupos que desarrollan su actividad en los países musulmanes —especialmente en el caso de aquellos que como el DAESH saltan del terrorismo a la insurgencia— no es ajeno a los intereses de seguridad occidentales, y por lo tanto españoles, y el despliegue de nuestras unidades en diversas misiones así lo atestigua. Esto parece motivo suficiente para que los órganos de inteligencia de la Defensa mantengan una


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