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EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL Nº 891 JUN 2015

REVISTA EJÉRCITO • N. 891 JUNIO • 2015  77  El teniente general mallorquín D. Valeriano Weyler Nicolau, de la Independencia supusieron dotar de un papel político a las autoridades militares. En el caso de Baleares esta función fue asumida por el capitán general Antonio Malet, más conocido como marqués de Coupigny, quien ya había ejercido ese cargo entre 1812 y 1813 y que volvió hacerlo durante el largo período de 1814-1820, coincidiendo con la primera etapa absolutista del reinado de Fernando VII. En esa época la función policial y de represión a los disidentes eclipsó la naturaleza militar de la institución. Los cambios políticos en la nación se reflejaron en la Capitanía General de Baleares. Así, con el inicio del Trienio Liberal, el marqués de Coupigny tuvo que salir de la isla y fue sustituido por su segundo jefe, el mariscal de campo Antonio María Pelón y Heredia. Por su parte, la vuelta al absolutismo en 1823 supuso la sustitución del conde de Almodóvar por el brigadier José Taverner y Franca. La creación durante el Trienio Liberal de la Milicia Nacional fue un elemento nuevo, no solo porque no se trataba de unidades regulares, sino también por el hecho de que sus componentes estaban altamente politizados, militando claramente en la opción liberal y considerando que su función no era la profesión de las armas, sino la defensa armada de la Constitución de 1812. Con el liberalismo y la división provincial de los años treinta apareció la figura de jefe político, precedente del gobernador civil, que supuso un menor protagonismo de los mandos militares y capitanías generales en asuntos no estrictamente militares. La defensa de las islas fue preocupación fundamental desde entonces para el Gobierno español y, obviamente, ocupación de la Capitanía General. A este respecto cabe resaltar la construcción de la fortaleza de La Mola desde 1849 al amparo de la rivalidad entre franceses e ingleses en el Mediterráneo, así como nuevamente a las noticias referidas a que una estrategia de esas potencias, sobre todo de los ingleses, era posesionarse de la isla si España no podía garantizar que no cayera en manos galas en un momento de peligro. Las Guerras Carlistas no tienen gran repercusión en Mallorca, salvo incidentes como el ocurrido el día de San Lorenzo en Manacor (Sa Llorençada), que fue dominado fácilmente por una columna enviada desde Palma. Sin embargo en 1860 se produjo una intentona carlista que tomó Baleares como punto de partida, protagonizada por el capitán general D. Jaime Ortega quien, tras requisar varios buques, organizó una expedición con varios batallones de Infantería, reforzados con tropas de Caballería y Artillería, que desembarcaron en Los Alfaques (Tarragona). GUERRAS DE CUBA Y ÁFRICA. SIGLO XX En la década de los noventa del siglo XIX el esfuerzo fortificador fue notable. Ese esfuerzo Capitán General de Baleares entre 1883 y 1886. Posteriormente se hizo cargo de la campaña de Cuba


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