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glamento de dicha orden …, los realizados por los aviones que integraban dicha unidad26. La operación tenía como objetivo ocupar la meseta de Tikermín y asegurar su dominio dejando guarniciones en las posiciones de Ras Tikermín, Kalkul y Tensalek27. Mandó la operación el general Sanjurjo, que había estado al frente de las tropas de la Comandancia de Melilla desde el comienzo de la campaña de reconquista del territorio perdido en Annual. La operación significaba volver a repasar el río Kert por primera vez tras el desastre. El ejército se jugaba algo más que el prestigio. Comenzarían el avance los autos blindados, que saldrían desde el campamento a las siete de la mañana seguidos del resto de las fuerzas. La artillería debía emplazarse enseguida y comenzar un cañoneo preparatorio que permitiese a la vanguardia el paso del río. La caballería y la infantería cruzarían simultáneamente el río, los primeros por un vado río abajo y la infantería por el puente, tras los blindados. Nada más cruzar tomarían la torreta (ver nota 21) del puente y el borde de la meseta. A continuación pasaría el puente a paso ligero el resto de la infantería y se desplegaría en la orilla izquierda. Sin embargo, la noche anterior, antes de que las columnas se pusiesen en marcha, fuerzas de la policía indígena y un harka amiga que estaban concentradas cerca del objetivo, tomaron la posición de Tikermín. El factor sorpresa jugó a su favor y no tuvieron problemas para hacerse con la posición, pero inmediatamente después fueron cercados por el enemigo. Todavía no había cruzado el río el grueso de las tropas, así que tuvieron que disponerse a aguantar el acoso enemigo hasta que llegasen los refuerzos. El número de enemigos era netamente superior y la situación en Tikermin se complicó con enorme rapidez. Empezaron a escasear las municiones y no había esperanza de un pronto auxilio. El aprieto se prolongó durante casi una hora, y difícilmente podían haber aguantado otra hora más -que fue el tiempo que tardó en llegar la vanguardia mandada por Franco- si no hubiesen aparecido a las ocho y veinte en el horizonte varios aeroplanos volando a poca altura y haciendo fuego de ametralladora sobre los asaltantes. Las sucesivas pasadas de los aviones consiguieron mantener a raya a los asaltantes. El capitán Arredonda (ver nota 22), que mandaba una de las “mías” que habían entrado en Tikermín recordaba que cuando tenía más de la mitad de su fuerza sin municiones y el resto de ellas con muy escasos cartuchos, llegó la escuadrilla de Aviación y dándose cuenta de las críticas circunstancias, al observar la presencia de un numeroso grupo enemigo, emplazado a unos 150 metros de la posición por el declarante ocupada y de otros más numerosos que se colocaron en una trinchera a unos 500 ó 600 metros, arrojó sobre ellos las bombas de que disponían los aparatos y terminadas estas, continuaron en aquel lugar abatiendo al enemigo con fuego de las ametralladoras, llegando para ello a descender a distancias de 200 metros, en cuyo momento el declarante observaba que el enemigo hacía sobre dichos aparatos intenso fuego por descargas, no obstante lo cual, allí continuaron dichos aviadores hasta la llegada de la columna que hizo mejorar la situación28. Los primeros aviones en llegar fueron los de la segunda escuadrilla. Enseguida se hicieron cargo de la situación, descen- Carrillo (de pie, delante del aparato) y Manzaneque (en el puesto de piloto) en el Bristol con el que volaron a Melilla – (SHYCEA).


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