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REVISTA DE HISTORIA MILITAR EXTRA APORTACIONES

78 JESÚS CANTERA MONTENEGRO Ante el problema que se generaba con los frecuentes traslados y los bajos sueldos del estamento militar, a comienzos del siglo XX surgió la idea de tratar de dar una solución a una situación que se hacía especialmente complicada, y fue así como en 1921 surgió el proyecto de constituir una cooperativa de casas militares36. Este proyecto no cuajó, pero sí tuvo trascendencia, ya que propició el que se constituyera un Patronato de Casas Militares que debería construir bloques de vivienda en el ámbito urbano de ciudades con una guarnición importante, en los que podrían alojarse los mandos militares con sus familias37. La idea del patronato fue del general don Leopoldo de Saro y Marín, conde de la Playa de Ixdain, quien hizo un primer intento cuando ocupó el cargo de director general de Instrucción y Administración del Ministerio de la Guerra38. Sin embargo, y a pesar de haber contado con el apoyo in-condicional del Cuerpo de Ingenieros Militares, el proyecto se vino abajo cuando el general finalizó en su cargo. Posteriormente lo retomó cuando fue nombrado gobernador militar de la plaza y provincia de Madrid, y así, tras plantear su idea al capitán general, que le dio su apoyo, encomendó la tarea de estudiar el asunto y formular unos proyectos de viviendas al comandante de Ingenieros Antonio Arenas Ramos. Este estimó que la propiedad de las viviendas debería ser del Estado, por lo que no se acudía al sistema de «vi-viendas baratas» que obligaba a la compra de las casas, lo que conllevaba el tener que hacer una importante inversión por parte de un estamento cuyos sueldos eran escasos, a lo que se unía otro problema, como era el que los militares tenían frecuentes traslados de destino con lo que adquirían unas propiedades que probablemente al poco tiempo tenían que abandonar; así, se propiciaba como más idóneo un régimen de alquiler. Establecido este principio, el comandante Arenas pasó al aspecto técnico, y diseñó tres mo-dalidades de viviendas a las que denominó tipo A, para generales y jefes; tipo B, para capitanes y tenientes; y tipo C, para suboficiales y sargentos. Las viviendas resultaban amplias y cómodas y adecuadas al nivel social de los ocupantes. Por otra parte, y en fuerte relación con el concepto de urbanismo, es especialmente interesante lo que comentaba el general Saro en el sentido 36  Memorial de Ingenieros del Ejército, tomo XXXVIII, 1921, p. 460. 37  El Patronato de Casas Militares fue aprobado por un real decreto de fecha 25 de abril de 1928 (D. O. núm. 45). Un poco más tarde, un real decreto de 2 de abril de 1928 (D. O. núm. 76) aprobó el reglamento provisional del patronato. 38  La historia de la constitución del Patronato de Casas Militares y sus primeras actuaciones puede consultarse en SARO, Leopoldo de, Conde de la Playa de Ixdain, general de Divi-sión: «El Patronato de Casas Militares», en Memorial de Ingenieros del Ejército, Memo-rias, 1929, pp. 3-22, ver también ocho figuras. Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2013, pp. 51-90. ISSN: 0482-5748


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