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MEMORIAL INFANTERIA 63

por sus vidas, sobre una muralla que es, a la vez, BAZPD y posición fundamental. Es una carnicería sin frutos, por eso su Rey decide cambiar de táctica, utilizando ahora la más convencional y segura de sitiar la ciudad. Forzando los trabajos, se desvía el río, quedando Alhama prácticamente sin agua y sus defensores obligados a salir y batirse por cada gota de un pozo próximo a las murallas, a costa de pérdidas crecientes. La situación es extremadamente seria, pero no desesperada. CONDUCCIÓN DE LAS OPERACIONES. RUPTURA DEL CERCO Dejemos un momento la ejecución táctica para prestar atención a la conducción de las operaciones en los niveles operacional y estratégico. Las cartas han llegado y nadie piensa en ocultar o en demorar la transmisión de la gravedad de situación. Sin atender en exceso a la economía de medios, se inician los preparativos, con modélico planeamiento paralelo y prontitud de ejecución por los diferentes escalones. «El Rey Don Fernando supo en breve tiempo la nueva de lo que estaba fecho, aunque estaba lejos de Castilla … é envió á mandar á todos los caballeros de Andalucía, é comunidades que fuesen en socorro del Marqués á descercar Alhama». Despachando con urgencia los asuntos más importantes, el Rey se pone de inmediato camino del Sur, para organizar y encabezar una fuerza con capacidad para destruir al ejército enemigo, si plantaba cara. Con una impresionante experiencia a sus espaldas, no necesitaba esperar a un desastre para darse cuenta de que las operaciones debían emprenderse aplicando la máxima fuerza y medios. En el nivel operacional ya habían comenzado las acciones. Todos acuden, pero entre ellos hay que destacar al Duque de Medina Sidonia, muy enemistado con el Marqués de Cádiz, y cuya colaboración hubiese sido impensable unos meses antes. Le hubiese bastado con enviar a sus huestes para cumplir sobradamente con los monarcas, pero no era ese su estilo, ni aquella época de vedettes discrepantes, que para eso habían pasado los Reyes un tiempo en Sevilla aclarando ideas y haciendo olvidar rencillas con su presencia y autoridad, algo parecido a lo que llaman «counseling». No llegarían a chocar, Muley Hacén no quiso verse cogido en situación desfavorable y levantó el cerco tras veinticinco días. La columna llega a su objetivo, se organiza la posición, que queda abastecida y su defensa a cargo del inventor de la idea, Diego de Merlo. FINAL Y CONCLUSIONES Incluso alguno de nuestros más ilustres pensadores ha impulsado la idea de que los españoles, representados en esta historia por los castellanos de Andalucía, son orgullosos y pendencieros, capaces de impulso pero poco reflexivos e inconstantes; idea actualizada hasta hace bien poco con la supuesta incapacidad de nuestras selecciones deportivas. Es posible que así haya sucedido en ocasiones, pero a final del siglo XV se contaba con libertad de acción, capacidad de ejecución y, sobre todo, voluntad de vencer; junto a la perseverancia en la determinación del Mando para rematar cualquier empresa, como se iba a demostrar en breve. A la altura en que hemos dejado suspensa la acción, quedaba mucha liga en Granada y mucho partido en Alhama. No es cosa de provocar, alargando esta historia, pero háganse cuenta que parapetados tras los muros quedaba aislada una guarnición que, si ahora estaba perfectamente pertrechada, comenzaría por resistir un durísimo embate al mes siguiente, esta vez bien planificado y provisto del tren de asedio completo, artillería y zapa incluidas. El propio Fernando dirigió una nueva columna, comprendiendo a su llegada que Merlo no era el hombre más adecuado (el cronista Palencia vino a decir que tenía bajo sus órdenes demasiados testigos de que ya no era procedente mantener en su historial el «se le supone»), por lo que le relevó de las operaciones, asignándole tareas más intelectuales en la Corte. En su lugar quedó Portocarrero, quien mantuvo la tensión de la defensa sin contar los días, ni los meses, ni los años. Ese mismo verano se estrellaría el tercer asedio importante. Alhama iba a sostenerse durante un lustro tras la línea enemiga, venciendo la dificultad de realizar el acopio de abastecimientos y medios de transporte, organizar adecuadamente columnas bien escoltadas y forzar el paso por el duro itinerario, mientra se combatía en otros lugares. También se acometieron operaciones complementarias, como fueron la tala, el robo de ganado y la destrucción de cosechas, para dificultar futuros asedios. Ambos bandos la practicaban de antiguo, pero ahora se haría de una forma sistemática para, «asfixiar económicamente la resistencia», siglos antes del nacimiento de Sherman y Grant. En una sociedad desunida, este triunfo sería determinante para que Boabdil terminase adueñándose de Granada, apoyado por el grupo de los abencerrajes. Es claro que Abu´-l-Hasan (Muley) era plenamente consciente de ello y llegó a ofrecer, como destaca Ladero Quesada en La Guerra de Granada, Agenda 69


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