EL REAL COLEGIO DE ARTILLERÍA. DE LA FUNDACIÓN A... 131 zar, hizo los honores de ordenanza incorporándose en la Real comitiva…”. Y para informar de todo al Rey, le acompañaba el Brigadier Jefe de Escuela del Departamento, entonces Don Mariano Breson, brillante primeraco de la promoción de Luis Daoíz, junto al resto de autoridades del Colegio. La primera estancia que visitó la Familia Real fue la capilla del Cole-gio donde fueron recibidos por el Canónigo de la Catedral de Segovia Don Manuel Alvaro Benito, Teniente Vicario castrense y el segundo Capellán del Colegio. Tras la oración, visitaron la enfermería del centro, recién puesta a punto a la vuelta de Baleares y se retiraron a descansar subiendo por la escalera principal a los gabinetes que se les habilitaron en el primer piso del alcázar. Después, se inició la visita propiamente dicha a las dependencias del Real Colegio, comenzando por la clase de esgrima donde les hicieron los alumnos una exhibición y “vieron batirse con gusto algunos Caballeros Ca-detes”. A continuación, y por este orden, recorrieron la biblioteca, armería, gabinete de máquinas y clase de dibujo cuyo profesor el Capitán Juan Ló-pez Pinto mostró cuatro planos ya concluidos por los alumnos. Pero una de las salas preparada con mas esmera para esta visita fue la del Trono donde históricamente se celebraban con solemnidad los exámenes en el Colegio y en la que se dispuso “un encerado de lucimiento para las demostraciones”, de ahí que la comitiva tomara asiento mientras los profesores y caballeros Cadetes esperaban por si –según Loygorri– “el Rey Nuestro Señor gustaba enterarse del estado de las clases de matemáticas puras y mixtas, artillería y accesorias”. Y así fue, la Familia Real presenció cómo los profesores formu-laban las preguntas y el alumnado respondía. Finalizado el examen tuvieron el honor de besar la mano de SM los profesores y alumnos agradeciendo verbalizando la satisfacción del colegio por el honor que se les hacía con aquella visita. Los Cadetes, ya entonces y aprovechando tal circunstancia excepcional en la vida del centro, hicieron una petición, una “súplica” al Rey, de tal forma que un joven Cadete le entregó un memorial por escrito con el ruego que le formularon personalmente: que los restos de Daoiz y Velarde, héroes de la Guerra de la Independencia, se trasladaran al Alcázar de Segovia donde se habían formado, recordando que: “Daoiz y Velarde, inseparables de aquella mansión Real, eran ga-rantes del acendrado amor y la jamás desmentida fidelidad con que se postraba a sus Reales pies la Compañía de caballeros Cadetes, y el ella todo el Real Cuerpo de Artillería. SM lo oyó con la benignidad propia de su generoso corazón, manifestando su Soberano aprecio a la Compañía de caballeros Cadetes y al Cuerpo, y se dignó recibir Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2014, pp. 73-134. ISSN: 0482-5748
REVISTA DE HISTORIA MILITAR EXTRA COLEGIO ARTILLERIA
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