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REVISTA DE HISTORIA MILITAR EXTRA COLEGIO ARTILLERIA

DE LA ESCUELA A LA ACADEMIA. LOS CENTROS DE... 19 el primero para conocer el cañón, el segundo para ajustarlo y el tercero para hacer un “tiro honroso”. En las siestas XI a XV13, Collado detalla el examen a que debía someterse el aprendiz –que llamaba artillero aventurero– para obtener la plaza correspondiente tras su periodo de preparación, en el que se les exigía que supiesen las partes de las bocas de fuego, su servicio, el manejo de los diferentes juegos de piezas e instrumentos auxiliares de puntería –compases, reglas y escuadras–, cortar las diferentes cucharas para introducir la pólvora y terciar14 las piezas, entre otras materias. Como puede observarse, se pretendía básicamente que los nuevos artilleros conociesen unas reglas elementales, pues es evidente que los tres o cuatro meses que duraba su instrucción no era tiempo suficiente para profundizar en otras materias. No obstante, adquirían ciertos conocimientos de metalurgia y de química elemental, refinado de pólvoras y mezclado de sus componentes, y algunas nociones matemáticas sobre medidas y distancias. El tratado de Niccolò Fontana15 es considerado como la primera obra en que se expuso una teoría de la práctica artillera que superaba las colecciones de reglas prácticas, y en la que se explicaron dichas reglas de forma experimental. LAS ESCUELAS DE ARTILLERÍA ENTRE LOS SIGLOS XVI Y XVII Como se ha comentado, a lo largo de los siglos XV y XVII se organi-zaron centros de preparación de artilleros en todos los dominios de la Mo-narquía Hispánica que no dependieron de un ejército o de una plaza fuerte en concreto, y a los que acudían artilleros expertos de diversos lugares. En la península, las de mayor relevancia fueron las de Burgos y Sevilla, si bien existieron escuelas en Málaga, Barcelona, Pamplona, San Sebastián, Coru-ña, Lisboa, Cádiz, Gibraltar, Cartagena, Madrid, Valladolid, Ávila y Grana-da -algunas de ellas de efímera existencia-, así como la de Mallorca en las 13  Ibídem, folios 105 a 112, anteriores y posteriores. 14  Terciar la pieza consiste en averiguar su calibre y sus dimensiones (VIGÓN SUERODÍAZ, Jorge: Historia de la artillería española, Madrid, CSIC, 1947, tomo I, pág. 267). 15  Más conocido por su apodo, Tartaglia, debido a su tartamudez por una herida de guerra, en “La nuova scientia”, cuya primera edición salió a la luz en 1537, publicó los primeros estudios de aplicación de las matemáticas a la artillería en el cálculo de las trayectorias de los proyectiles, trabajos que serían confirmados posteriormente por los estudios sobre la caída de los cuerpos de Galileo Galilei. En 1546, se publicaría una nueva versión, que corregía alguno de los errores ver-tidos en la primera, bajo el título ampliado de “Nuova Scientia, cioè invenzione nuovamente trovata utile per ciascuno speculativo matematico bombardero et altri”. Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2014, pp. 13-72. ISSN: 0482-5748


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