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REVISTA GENERAL DE MARINA AGO SEP 2015

CENTENARIO DE LA CREACIóN DEL ARMA SUBMARINA cabeza con la incorporación de nuevas y modernas unidades. En 1923, al menos por lo que a submarinos respecta, expiraba el plazo de construcción de nuevas unidades fijado por la Ley Miranda, y como no se había alcanzado el número previsto, don Mateo tuvo que luchar para conseguir que en 1922 se promulgase otra nueva ley, la denominada Ley cortina, que básicamente ampliaba los créditos y plazos que había fijado la de Miranda en 1915. Era tal el auge que estaba experimentando la nueva Arma, que la Armada decide en 1923 crear la que se dio en llamar División de submarinos de Mahón, siendo destinados a esa Estación Naval los A-1 y A-2, que lo harían junto con el Torpedero n.º 6. Dicha decisión fue tomada debido a que se consideró que si España recibiera una amenaza procedente de levante, una buena manera de interceptarla sería estableciendo submarinos en la parte más oriental Don Mateo, con galones de capitán de navío, posa en la cubierta de un submarino de la clase C, que se encuentra abarloado al C-2. En su mano izquierda, un puro habano, del que era compañero casi inseparable. Puerto de Pasajes, primavera 1928. del territorio. Esto trajo como consecuencia, entre otras, la de tener que aumentar la plantilla de Mahón, con la consiguiente construcción de alojamientos para el personal y la habilitación de todos los servicios precisos para darles a los submarinos el necesario apoyo logístico (29). Pero la dispersión de la Flotilla no iba a quedar ahí, ya que al entregarse el B-6 se decidió crear también otra nueva División de submarinos, en este caso (29) Aunque Mahón cumplió perfectamente su labor logística, la estación principal de submarinos seguía siendo cartagena, lugar donde debían ir a solucionar los problemas importantes que se presentaran. 246 Agosto-septiembre


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