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REVISTA GENERAL DE MARINA AGO SEP 2015

CENTENARIO DE LA CREACIóN DEL ARMA SUBMARINA (según la tercera acepción del término, recientemente admitido por la RAE) de la cosa. Pero el motivo de tanta fanfarria es cautivar el ánimo del lector para que no me tache de parvenu o de meterme «en corral ajeno» al exponer unos comentarios y reflexiones sobre ciertos aspectos o cuestiones que, en mi modesta opinión (para muchos, la modestia es la virtud de los que no tienen otra), no han merecido la atención o no han sido enfatizados por otros autores. Sobre Isaac Peral No se puede afirmar que el ilustre cartagenero —aunque siempre ejerció de cañaílla, pues desde que alcanzó fama no pisó su tierra natal— fuera el inventor del submarino, pero sí podemos proclamar que el suyo fue el más avanzado de la época. El primero de propulsión eléctrica que disparó torpedos, efectuó navegaciones en inmersión a diversas cotas y realizó pruebas en mar abierta, con unas prestaciones, en cuanto a velocidad y autonomía en inmersión, que no fueron superadas hasta bien entrado el siglo XX. La «joya de la corona» del invento un aspecto que apenas se ha destacado: Peral dio a conocer su invento afirmando que había resuelto el problema de la navegación submarina gracias a su «aparato de profundidades», un ingenioso mecanismo para sumergir el barco, mantenerlo trimado y a la profundidad deseada. Pero tal «aparato», considerado la «joya de la corona» del invento —hasta que en Madrid, en presencia de la Reina Regente, no se probó su correcto funcionamiento no se firmó la orden de construcción del buque— no se ha utilizado en ninguno de los submarinos operativos posteriores al Peral. En general, para aquellas funciones se han venido empleando lastres y tanques especiales, timones de buceo y velocidad. Un profesional sin parangón Otro aspecto del teniente de navío Peral, que según mi modesta opinión no ha sido debidamente resaltado, es el de constituir un caso único en la historia naval, al acumular en su haber los siguientes hechos: concibió el submarino, lo plasmó en varios centenares de planos, muchos de los cuales él mismo delineó; viajó a varios países europeos para adquirir los materiales más avanzados de la época e incorporarlos a su proyecto; dirigió la construcción, fue su comandante, adiestró a la dotación, realizó las pruebas de mar y estableció una doctrina táctica de empleo. 252 Agosto-septiembre


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