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REVISTA GENERAL DE MARINA AGO SEP 2015

CENTENARIO DE LA CREACIóN DEL ARMA SUBMARINA nuestro día a día. Ahora bien, atravesamos un momento delicado. Teniendo en cuenta que hace diez años se contaba con algo más del doble de personal, es fácil comprender la entidad de los ajustes que han sido emprendidos, fundamentalmente en cuanto a la composición de las guardias y el alcance del apoyo que la base es capaz de proporcionar. Nuestro reto actualmente es que con este número de personas, que no podemos esperar a que vaya a ir a más, y con una disponibilidad de unidades inexorablemente a la baja, debemos mantener un «banquillo» de submarinistas para que, a medida que se acerque la puesta a flote del primer S-80, se pueda estar en condiciones de formar su dotación de quilla. una primera dotación que deberá ser seleccionada muy cuidadosamente, teniendo en cuenta que el primer S-80 será un prototipo que habrá que probar y evaluar con personal experimentado. Pero también deberemos contar en cantidad y calidad con personal apropiado para las dependencias del Arma submarina, incluyendo un segundo Escalón de Mantenimiento, cuya plantilla se activará próximamente. hablaba al principio de la importancia de mantener las expectativas individuales de nuestra gente. No va a ser fácil, ya que la llegada del nuevo submarino se va retrasando paulatinamente, y en estas condiciones el personal ve limitado su campo de actuación profesional en el ámbito del Arma submarina. será necesario tener esto y todo lo anterior en cuenta a la hora de gestionar el escaso personal submarinista durante los próximos años. A modo de conclusión Los retos que tenemos por la proa son especialmente importantes. Lo que inicialmente iba a ser una transición suave desde los actuales submarinos a los S-80 se va a ver complicada, fundamentalmente en lo referido a la disponibilidad de personal, debido al retraso en el programa. Particularmente crítica será la selección de la primera dotación, su formación y adiestramiento. quedan también por acometer importantes tareas en cuanto a la adecuación de la base, fundamentalmente de sus puntos de atraque, instalaciones eléctricas y espacios de trabajo y habitabilidad. Al comienzo me he referido a una ecuación de complicadas variables y de difícil resolución. No obstante, siempre existirá un factor común que no es sino el espíritu submarinista que nuestros creadores inculcaron al Arma, transmitido de generación en generación, y que nos estimula a hacer las cosas bien ante objetivos difíciles, discretamente, como reza la reflexión que encabeza este artículo. Este, sin duda, será uno de los elementos decisivos en nuestra encrucijada, como ya se hizo en otras ocasiones más delicadas y difíciles por las que pasó el Arma submarina. 2015 303


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