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EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL Nº 892 JUL_AGO 2015

Seguridad y Defensa REVISTA EJÉRCITO • N. 892 JULIO/AGOSTO • 2015  29  y referente de la Republica Srpska, tampoco está por la integración y aboga por la neutralidad militar. Y la postura de la Federación Rusa es de manifiesta oposición, como quedó claro el pasado mes de noviembre durante la aprobación de la extensión anual del mandato ejecutivo en el Consejo de Seguridad de las NNUU. En estas condiciones, buscar el ingreso en la Alianza a través de arrancar compromisos a los dirigentes estatales, podría provocar tensiones internas y desembocar fácilmente en desobediencia por parte de las autoridades de la Republica Srpska. Y estas encontrarían un decidido apoyo a su postura tanto en el ámbito doméstico como en el internacional. Ante tales tensiones es difícil que el ejército pudiera mantenerse unido, siendo factible una ruptura de consecuencias imprevisibles. Como resultado, podría ser necesario un envío masivo e inmediato de tropas de pacificación al país; y la diferencia entre hacerlo con o sin una misión ya desplegada, y sobre todo con un mandato en vigor por parte de las NNUU, es muy grande. CONCLUSIONES Veinte años tras la firma de los Acuerdos de Dayton cabe preguntarse si el mandato ejecutivo de EUFOR ALTHEA sigue siendo útil. En realidad, podría tratarse de un verdadero escollo para que las instituciones de ByH empiecen a valerse por sí mismas. Sus defensores sostienen que el deterioro progresivo de las condiciones socioeconómicas del país podría reavivar tensiones étnicas latentes, y por ello es necesaria la presencia de una fuerza militar contundente. Sin embargo, a pesar de que el mencionado deterioro es un hecho, los indicios disponibles no apuntan a un eventual retorno de las hostilidades. Además, en el peor de los casos, la capacidad de EUFOR para reforzar a las agencias de seguridad del país sería muy limitada. Para buscar posibles motivos del apoyo al mandato ejecutivo de EUFOR es necesario ir más allá del ámbito militar. Entre ellos, el que parece más sencillo de aceptar es la ausencia de costes significativos, puesto que los principales contribuidores de tropas no ponen de momento objeción alguna a seguir haciéndolo. También es razonable suponer cierto interés por parte de los defensores de posturas atlantistas en utilizar medios OTAN para operaciones de la PESD, aunque quedaría por valorar si dicho interés es realmente relevante a la hora de impulsar la continuidad del mandato. Finalmente, la necesidad de mantener las condiciones para una intervención militar en caso de una hipotética ruptura del país es una posibilidad remota aunque tambien plausible. De hecho, rupturas como las de Kosovo y Crimea también eran posibilidades remotas. Lo inquietante es que dicha eventualidad pueda ser el resultado del apremio por llenar un vacío de influencias en los Balcanes, especialmente teniendo en cuenta las discrepancias en el seno de la comunidad internacional sobre cómo hacerlo. Y es que desde un punto de vista más europeísta que atlantista, por ejemplo, una Europa con fronteras estables podría ser mucho más interesante que otros cálculos geoestratégicos con resultado incierto. n


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