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EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL Nº 892 JUL_AGO 2015

Arenga a los militares en Corea del Norte No sé por qué hay tantas frases, en general, que se repiten con eco y algo en el consciente colectivo las repercute a través de los años. La repetición genera el efecto contrario y, en vez de marcarse a fuego, se quedan vacías, huecas. El contenido no importa excesivamente pero, parece al orador, que la estética del discurso pide un momento de exaltación. Así, en la fase de reflexión previa a la elaboración de un discurso, en la soledad ante el folio pensando en ese momento de gloria frente a las huestes que escucharán firmes quieran o no quieran, se agolpan no pocas frases hechas, clásicas, tópicas, épicas, previsibles y... alguna vez poco creíbles. Entre estos mitos de la oratoria militar desgastada, se encuentra sin duda la frase a la que me he referido antes: «habéis cumplido el objetivo fundamental de la misión: habéis vuelto todos». Creo que la he escuchado al menos tantas veces como años llevamos de misiones en el exterior. La complicación para convencer con una frase sencilla es que necesita corazón, y esta víscera se adormece en el siglo XXI. Convencer es 60  REVISTA EJÉRCITO • N. 892 JULIO/AGOSTO • 2015 conmover, y el sentimiento natural y humano de no querer perder a ningún compañero se queda fofo y mollar con la falsedad (ninguna misión se emprende con el propósito del regreso íntegro de sus miembros). El problema no es la evidencia de que en ninguna orden de operaciones aparecerá el cometido explícito ni implícito de volver al redil y comprobar que han vuelto tantos soldados como partieron. El problema es que el mensaje es perjudicial. Cuando salen mil y vuelven mil, será sencillísimo encontrar claves del éxito para que esto haya sucedido; sencillísimo saber qué hubo en la fase de preparación, en la coordinación de infinitas acciones simultáneas en el teatro de operaciones, en el mantenimiento del material, en la bondad de los equipos del combatiente, en... El éxito del regreso íntegro se deberá seguramente a un cúmulo de circunstancias, algunas casuales y muchas otras de habilidad del contingente entero que, a nada que pensemos, seremos capaces de alabar y dar en la diana para llegar a donde hay que llegar: al tuétano. ¿Nos damos cuenta de


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