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EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL Nº 892 JUL_AGO 2015

El sistema de unión estaba formado por una pieza de madera (figura 1) que acogía la cantonera, situada debajo de la ventana superior para observar los elementos de puntería. La unión al Fusil Mauser 1893 o Mosquetón Mauser 1916 —que eran los modelos usados durante la guerra— se hacia mediante dos laminas de latón laterales y una superior curvada que aseguraban el arma al aparato mas una correa que abraza a las laminas y a la culata del arma. La culata es parte con el periscopio (figura 2) y forma un ángulo aproximadamente de 45º con respecto este. Tenía una forma curva para mejor adaptarlo al hombro a fin de contener con la mano derecha el retroceso y absorber su fuerza. El mecanismo de disparo (figura 3) se componía de una especie de gatillo alargado donde roscaba una varilla metálica que terminaba en un gancho que cogía al gatillo del arma; es decir consistía en una transmisión para actuar sobre el gatillo del arma. A estos sistemas habría que añadir unas anillas situadas en la cara derecha donde entraba la varilla que hacia de alargador del gatillo una vez quitada del disparador y estar dispuesto para el transporte. En este mismo lado derecho había un resalte para mejorar el agarre por el tirador. La manipulación del cerrojo para la extracción de la vaina y la carga de nuevo cartucho se hacía igual que sin el aparato y exigía por parte del tirador destreza para no descolocar el sistema. El peso era de unos 900 gramos y su empleo se limitaba a unos 300 metros, el mismo alcance del alza del fusil, si bien el autor entendía que su precisión era mayor en distancias inferiores. Su mayor eficacia, se decía, era debida al desconocimiento del aparato por parte del enemigo y por ello debería ser destruido en caso de posibilidad de caer en sus manos, ya que al ser económico y de sencilla construcción el adversario lo podría emplear rápidamente. Se consideraba que era de fácil uso, práctico, recomendable para frentes estabilizados, ligero transporte, económico y fuerte para la guerra de trincheras siendo recomendable uno por escuadra. Aunque era para fusil, también se podía adaptar a la ametralladora Hotchkiss modelo 1914 (figura 4), que era el modelo reglamentario, colocándola con el trípode invertido y puesto la arandela de tiro contra-aeronaves. 86  REVISTA EJÉRCITO • N.892 JULIO/AGOSTO • 2015 En relación a su puesta en práctica en ametralladoras, existe una fotografía de la batalla de los Dardanelos (1915) donde una ametralladora inglesa Vickers 1912 lleva un mecanismo diseñado por William Youlten para este fin. El manual del procto-disparador consultado lleva el sello del Batallón de Ametralladoras nº 87, lo cual lleva a pensar que fue utilizado al menos por este tipo de unidades. Alguien pudiera pensar que estos mecanismos fueron empleados por tiradores selectos y nada más lejos de la realidad. Los francotiradores se movían por la trinchera propia y por la tierra de nadie con su arma y su mira telescópica intentando no ser detectados. Disparar desde trinchera a trinchera era trabajo para tiradores de menor nivel, especialmente porque era muy difícil hacer blanco con uno de estos aparatos a más de 100 metros por muy bueno que fuera el tirador. Enfilar el periscopio con los aparatos de puntería del arma no era nada fácil. No hay que olvidar que una cosa es disparar un arma que se sujeta directamente con las manos y otra es disparar a través de un bastidor intermedio y que se sujeta desde abajo. La estabilidad del arma en el momento del disparo era muy precaria y el movimiento de reelevación resultaba importante. Por ello, algunos de estos aparatos disponían de picas para clavarlos al parapeto, pero aún así la estabilidad del conjunto era precaria. Al ser un artilugio de poco valor se han debido conservar muy pocos; aparte del que ilustra el artículo (de mi propiedad) se puede ver uno en el Museo Militar de Valencia, otro en el Museo de la Guardia Civil de Madrid y según tengo noticia existe uno en el Regimiento Príncipe en Siero (Asturias). Sea este artículo testimonio de reconocimiento al capitán Doval por haber pensado en algún medio para reducir el número de bajas de su unidad. EL FUTURO COMBATIENTE ESPAÑOL: COMFUT Han tenido que pasar más de setenta años para ver en manos de un soldado español un sistema de disparo que permita ver y disparar sin exponerse al fuego enemigo; evidentemente la tecnología entre ambos sistemas no tiene comparación.


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