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pez que visita la costa de Yibuti en el período invernal. La excursión dura todo el día y se hace en barco. Tras dos horas de plácida navegación (a la dotación se le hace muy raro eso de navegar sin tener nada que hacer más que tomar el sol), el barco fondea junto a un arrecife donde se bucea a esnorquel y es posible ver peces de todas las formas y colores, tortugas, crustáceos e impresionantes corales. Mientras un grupo bucea, la otra mitad de la expedición se dirige a bordo de rápidos esquifes hacia la crónicas de a bordo SS.MM. los Reyes Magos de Oriente. zona dónde suelen encontrarse los tiburones ballena. Antes de la partida, el capitán del barco imparte unas instrucciones muy claras: cuando aparezca el tiburón, no hay que saltar de la embarcación hasta que el patrón diga ¡go, go!; se debe saltar ordenadamente; no hay que asediar al animal y se recomienda dejar unos tres metros libres por la parte de la cabeza y otros cinco en la cola; no tocar al pez; no hacer fotos con flash. Tras una intensa búsqueda y continua presión sobre los patrones, que a los BIP 47 Felicitación en cubierta: Feliz 2012. crónicas de a bordo Periódicamente se organizaron torneos a bordo: dominó, mus, tute, parchís, pingpong. Los suboficiales se inventaron una complicada competición de Fórmula 1 Play Station que les mantuvo apasionados, jugando cada domingo un Gran Premio, con sesiones clasificatorias los sábados. El padre capellán nos regaló con algún número de una revista en la que se trataban los entresijos del barco y que tuvo gran aceptación. Cada vez que tuvimos una excusa razonable organizamos «festejos », como el día de Navidad, el de Fin de Año, el día de Reyes, el paso del ecuador o el día que cumpl imos la mi tad del despliegue. La celebración de las Campanadas de Fin de Año fue memorable. El barco estaba atracado en Djibouti, puerto que empezamos a considerar nuestra segunda casa, y toda la dotación se reunió en cubierta de vuelo provista de bolsas de cotillón y, por supuesto, las 12 uvas. Dos presentadores de lujo, vestidos de rigurosa etiqueta, explicaron, como es de rigor, el asunto del carrillón y los cuartos, mientras sobre el mamparo de popa, a modo de pantalla gigante, se proyectaba una presentación de power point que simulaba la Puerta del Sol de Madrid. El potente equipo de megafonía puso su parte, amplificando el sonido de la grabación de las campanadas, perfectamente sincronizado con las imágenes de la presentación que acabó con los correspondientes fuegos artificiales (virtuales) y la enorme algarabía de la dotación que se fundió emocionada entre abrazos y besos. Fue una noche fantástica que todos recordaremos de por vida. Como también recordaremos la majestuosa cabalgata de Reyes que contó con su escolta motorizada, sus tres carrozas, sus Melchor, Gaspar y Baltasar y correspondientes pajes y hasta unos simpáticos camellos de cartón, ingeniosamente fabricados. O el paso del Ecuador, en el que el amplio grupo de neófitos, como manda la tradición, fue bautizado por el Rey Neptuno con un misterioso líquido verde fosforescente preparado por los «maniobras», con el visto bueno del personal de sanidad que aseguró que no era tóxico a menos que se consumiera en grandes dosis. También celebramos bingos, que tuvieron mucho éxi to, en buena parte porque contamos con un «cantante de bolas” extraordinario que le daba mucha vida al juego: “er trese, la mala zuerte, …, er quinse, la niña bonita, …, er veindidó, lor do patito», «er ventisinco … la edá de la teniente». En puerto, aunque no estuvimos mucho, aprovechamos bien el tiempo. En cada escala, se organizaron excursiones. Una de las de mayor éxito fue la del tiburón-ballena, en Djibouti. Prácticamente medio barco tuvo la oportunidad de contemplar a este enorme 46 BIP Bingo en el comedor de Marinería. Cena de Nochebuena.


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