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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA Nº 318

Dos destacamentos del Ejército del Aire son hoy piezas fundamentales de las operaciones que desarrolla la comunidad internacional en África: Mamba, que tiene su base en Libreville (Gabón) y actúa en la República Centroafricana; y Marfil, que interviene desde Dakar (Senegal) en Malí. Ambos se sustentan, en gran parte, en dos unidades de transporte aéreo táctico, el Ala 31 de Zaragoza, con un avión C-130 Hércules, y el Ala 35 de Getafe, con un C-295, que aportan a las zonas de operaciones unas capacidades muy valoradas en el ámbito internacional. DE GABÓN A CENTROÁFRICA En Libreville, con 30 grados de temperatura y un 90 por 100 de humedad, cerca del Golfo de Guinea y en la mayor selva del mundo después de la del Amazonas, 48 hombres y mujeres del Ejército del Aire trabajan día a día en apoyo a las operaciones internacionales en la República Centroafricana: la francesa Sangaris, la de Naciones Unidas MINUSCA y la de la Unión Europea EUMAM RCA. Tropas francesas y de varios países africanos, y pertrechos militares de todo tipo, vuelan en el C-295 del destacamento Mamba por la región central del continente. Bajo el sol ecuatorial, el avión se prepara para volar. Mecánicos y tripulación del Ala 35 y la escolta de seguridad del Escuadrón de Apoyo al Despliegue Aéreo (EADA) se esfuerzan por dejarlo todo listo. En unos minutos despega rumbo a una de las numerosas pistas no preparadas que utiliza habitualmente. Tan precarias son estas pistas de tierra que, en muchas ocasiones, se deben sobrevolar previamente a baja cota para espantar a los animales que merodean por ellas. Ya en el aire, tras unas horas de vuelo, se alcanza la frontera que separa Gabón de la República Centroafricana. Es en ese momento cuando, siguiendo las reglas de enfrentamiento (rules of engagement, ROE), la escolta del EADA se equipa completamente. Armamento y munición misiones internacionales El C-130 Hércules del Ala 31 opera desde la base aérea 160ª del Ejército del Aire de Francia, situada en la zona militar del aeropuerto de Dakar (Senegal). son desembalados y puestos a punto. Una vez equipado, cada miembro de la escolta ocupa una ventanilla del avión. Todos los ojos son pocos para detectar cuanto antes una posible amenaza procedente de la superficie. Si bien los equipos electrónicos del C-295 ofrecen una cobertura muy completa ante misiles tierra-aire, nunca está de más contar con el apoyo de varios observadores aéreos bien entrenados. Nada más tomar tierra, el equipo del EADA se despliega, proporcionando una protección de 360 grados al C-295. En algunas pistas, la carga y la descarga del avión se efectúan sin parar motores, en previsión de que cualquier incidencia obligue al despegue inmediato. La carga, en este caso varias toneladas de material logístico para los legionarios franceses que operan en la zona, ya se encuentra en su destino. Empapados en sudor, españoles y franceses se despiden en esta pista arrancada a la selva. Motor y al aire. Si todo va bien y lo permiten las frecuentes tormentas tropicales que en esta época del año azotan el centro de África, en unas horas el avión y su tripulación descansarán en Libreville. AYUDA NECESARIA Una vez más, el apoyo logístico aéreo ha permitido que la operación Sangaris siga manteniendo una frágil estabilidad en la República Centroafricana, sumida en una guerra civil tras el golpe de Estado de finales de 2013. La dureza del clima y la inexistencia de infraestructuras hacen imposible cualquier operación militar en la zona sin transporte aéreo. José Olmo López Pepe Díaz Un miembro del EADA protege la descarga del C-295 en una pista de tierra de la República Centroaficana. Junio 2015 Revista Española de Defensa 25


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