RECONOCIMIENTO DE UN HéROE reconocimiento de un héroe bOLETíN DE La iNFaNTEría DE mariNa 43 Cuando entre los años de 1990 al 2005 decidí escribir sobre tres «Hechos» en los que consideré que mi padre tuvo una destacadísima actuación y recopilaba la información suficiente y constatada, comprendí que el «Hecho I», la defensa del arsenal de la Carraca ocurrida en el año 1936, y el «Hecho II», el ataque y defensa de la Ciudad de ronda, no saldrían a la luz, por no ser tiempos oportunos hasta que la historia verdadera se pueda contar de una manera sosegada en tiempos libres de partidismos. Pienso que cuando un militar actúa con arreglo a lo que le dicta su propio honor y de manera noble, se le deben reconocer sus méritos, independientemente del ámbito en que se produjeron. el tercero de ellos, el «Hecho III», la explosión de Cádiz, por no estar sujeto a otras implicaciones (políticas); siempre supuse que debería ser reconocido como otro hecho heroico de mi padre y otros muchos, y que por motivos inexplicables se ha tardado muchísimo tiempo en reconocer, toda una vida, más de 64 años. después de este breve preámbulo, quiero relatar este Hecho III, por considerarlo, como digo, otra heroica acción, no solo de mi padre, sino también de los infantes de Marina y voluntarios que participaron con él en esta fatídica fecha para los gaditanos. eran, creo recordar, sobre las 21:30 o 22:45 del día 18 de agosto de 1947. Jugábamos unos niños en la alameda Moreno de Guerra, de San fernando (Cádiz), cuando se oyó una enorme explosión. Parpadearon las luces de las farolas y el cielo se puso de un rojo intenso. todo eso quedó grabado en mi mente. Yo tenía por aquel entonces 5 años. recuerdo que se produjo un gran desconcierto; enseguida vinieron a recogernos para ir a casa. los chiquillos que jugábamos allí —los Sandino, Baturone, taviel de andrade, Pagan, ristori y otros— ya nos agolpábamos en los bancos de la plaza que daban a la Calle real. Yo, dada mi pequeña estatura, me subí al asiento de uno de esos bancos, y permaneciendo de pie y con las manos en el respaldo, a modo de tribuna, observaba al igual que los demás el paso de unos coches con gente ensangrentada y dando gritos; otros coches, me acuerdo, eran de caballos, como un landó o jardinera; desde allí, en esa posición sobre el banco, veía a mucha gente pidiendo auxilio. recuerdo, incluso, a un coche que echaba fuego por detrás; después comprendí que era un gasógeno de la época. aquel dantesco desfile nunca lo podré olvidar. Cuando me llevaron a casa, observé un gran nerviosismo y a mi padre ya preparado, puesto que se iba en el coche al cuartel vestido con el traje de guerra, como lo llamaba yo. tiempo más tarde, fui siendo consciente y comprendiendo que aquello había sido la terrible explosión de Cádiz. ocurrió en el depósito de armas submarinas que la armada tenía en la zona de San Severiano, contiguo al antiguo Instituto Hidrográfico, también perteneciente a la armada. este edificio quedó arrasado, como otras muchas edificaciones y casas de los alrededores. la vecina ciudad de San fernando quedó incomunicada con Cádiz, telefónica y telegráficamente, que era lo más usado en aquella época, por la enorme explosión, que se llegó a decir fue oída en toda la provincia e incluso Coronel de Infantería de Marina don antonio ristori fernández. Coronel de Infantería de Marina don Manuel ristori Peláez.
BOLETIN INFANTERIA MARINA 17
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