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REVISTA GENERAL DE MARINA NOVIEMBRE 2014

TEMAS GENERALES frío por las noches y un calor abrasador por el día, y la galeota desapareció; el agua se racionó y todos los días se tenían que arrojar cadáveres al mar. De entre la tripulación destacó el barchilón, el enfermero Juan Leal, por su bondad y abnegación. Y las gentes de tierra y mar murmuraban sobre el gasto que hacía del agua doña Isabel, y acudían a Quirós para que intercediera en su favor ante la adelantada. Y un día la fragata desapareció, lo que ocasionó gran pesar, pues en ella iba el cadáver del adelantado. Los enfrentamientos entre Quirós e Isabel eran cada vez más frecuentes y virulentos. Durante los tres meses que duraría la travesía hasta Manila murieron cincuenta personas a bordo, e Isabel, en palabras del secretario de Quirós, «que tiene agua de sobras no ve que el agua de los demás sea un caldo lleno de cucarachas podridas». Pedro Fernández Quirós trató de mediar ante aquel, según él, comportamiento egoísta, pero Isabel le replicó: «¿De mi hacienda no puedo yo hacer lo que quiero?». Cuando por fin se divisó tierra, reinó gran júbilo, pero Quirós no se atrevió a meterse por el camino de Cavite, pues no estaba seguro de ello. Los disturbios entonces se reanudaron y también los enfrentamientos entre doña Isabel y Quirós. Por fin pudieron fondear y abastecerse, e incluso murieron algunos por saciarse demasiado. Isabel además había dado orden de que nadie fuese a tierra, pero un soldado casado, con mujer e hijo, quiso traerles comida; a su regreso fue detenido y mandó que lo ahorcasen, aunque ante las súplicas de su mujer y de Quirós lo perdonó. Y por fin cambió el tiempo y pudo salir la capitana hacia Manila. Los dos hermanos de Isabel desde una parte de la isla de Luzón salieron por tierra para buscar abastecimientos, pero, dada la necesidad reinante, los disturbios continuaban y doña Isabel tuvo que hacer sacrificar una ternera de las que quedaban a bordo. La nave llegó por fin al puerto de Cavite el 12 de enero, siendo recibida con estandarte real y una compañía de armas. Desde Santa Cruz habían muerto a bordo 50 personas. La gente decía que el navío venía de las islas Salomón y que llegaba mandado por una mujer, de ahí que se la conociese como la «Reina de Saba». Después de tantas vicisitudes, por fin se llegó a Manila, donde tuvo lugar un solemne recibimiento. Doña Isabel se hospedó en el gobierno, los enfermos fueron llevados al hospital y los pocos sanos acogidos por particulares. En cuanto a la fragata, se consideró perdida; luego se supo que unos indios la habían encontrado embarrancada en la costa sur, con el casco abierto y los cadáveres podridos. Y en lo que concierne a la galeota, se supo que había llegado a Mindanao y que sus tripulantes habían sido acogidos en un convento de la Compañía de Jesús. Pedro Fernández Quirós envió a su llegada un memorial a Antonio de Morga, el virrey, en el que daba cuenta de la expedición y afirmaba que las islas Salomón no habían sido halladas. 2014 627


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