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REVISTA GENERAL DE MARINA NOVIEMBRE 2014

quillamientos en las armas y dando comienzo a la producción de bajas. A esta situación y a los reiterados ataques de las unidades chinas le hicieron frente con valor y opusieron una tenaz y dura resistencia. Para reabastecerse de proyectiles para los obuses, solicitaron por radio el envío de «Tootsie Rolls», que era el nombre en clave de esas municiones. Cuando les lanzaron con paracaídas el abastecimiento solicitado, al abrir las cajas vieron, con sorpresa e indignación, que en lugar de proyectiles les enviaban los famoso caramelos de chocolate «Tootsie Rolls»; ¡algún novato debió de ser el que había respondido literalmente a la petición formulada! N o obstante el error resultó providencial, porque esos caramelos de chocolate fueron durante varios días el único alimento de aquellos hambrientos soldados. Resultó ser un maná caído del cielo, que con su gran valor energético mantuvo en pie a aquellos hombres. Después de resistir el asedio durante dieciséis días, lograron romper el cerco de los chinos y pudieron efectuar la retirada hacia el puerto de Hungnam. Un veterano de la Guerra de Corea dijo: «No hay un solo marine que haya servido en Corea que no se quite el sombrero ante un Tootsie Roll». J. J. P. C. 24.884.—Evaluaciones y ascensos Decía en 1816 Vargas Ponce: «…todavía titubea la razón cuál será el método preferible: o la rigurosa antigüedad o el mérito que descuella; si el vivir más o el merecer más deba conseguir los ascensos; MISCELÁNEA otro problema indeterminado para tormento de nuestra milicia. Ascender por escala rigurosa hace al muy moderno perezoso, hace indolente al antiguo, porque éste mira seguro, aquel lejano, el galardón; así procuran sólo existir y conservarse. Atender puramente al mérito es abrir la puerta más ancha a todas las pasiones, es dar un salvoconducto a la arbitrariedad; así se procura más complacer que servir. El primer método retarda el bien; el segundo da cabida a grande mal. Y como el enlace de los dos es una de las perfecciones que no hemos imitado aún de Inglaterra, y en la Marina española rifa la libre elección de la Corte, pende el hacer carrera el favor y buena gracia de un Ministro.» G. V. R. 24.885.—El huracán más devastador que asoló Cádiz Desde el siglo XVII no sufrió la bahía de Cádiz un huracán tan violento como el que sucedió el día 15 de marzo de 1671, que está considerado el más devastador de cuantos asolaron esta zona desde entonces. En los pocos minutos que duró su azote ocasionó en la ciudad cuantiosos daños, levantando techumbres, derribando muros y árboles, dejando un rastro desolador que causó la muerte de unas seiscientas personas. En la bahía las naves no resistieron los embates, muchas embarrancaron y las que sufrieron menos daños perdieron sus arboladuras; debido a las destrucciones sufridas en los almacenes de pertrechos, las averías de los buques cobraron mayor importancia al dificultarse su reparación. J. J. P. C. 2014 769


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