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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA Nº 310 OCT 2014

la conocida como «Guerra del Clima», un asunto de enorme importancia estratégica porque permite predecir las condiciones de navegación marítima o aérea en amplias zonas del mundo. Durante la Guerra Fría el valor estratégico del Ártico se multiplicó por ser una región que limitaba con Europa, Asia y Norteamérica, y además marcaba la distancia más corta entre los Estados Unidos y la Unión Soviética. Con el final de la Guerra Fría disminuyeron los niveles de tensión militar en el Ártico. La militarización de la zona dejó de ser una prioridad para las superpotencias, pero el factor nuclear siguió dando impulso a la presencia militar. A partir de los atentados del 11-S y la guerra contra el terror, el Ártico empezó a ser considerado un «área vacía» de enormes dimensiones escasamente controlada, y una posible amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos. TIERRA DE ESQUIMALES Las disputas sobre los límites entre los Estados árticos (Estados Unidos, Canadá, Rusia, Dinamarca-Groenlandia, Noruega) e Islandia comenzaron en los años 20 con la ocupación del archipiélago Svaldbard por Noruega. Los estados litorales de Canadá y la Unión Soviética argumentaron entonces que el alcance de sus costas también debería ser extendido hacia el norte. Canadá proclamó en 1925 su soberanía sobre las tierras e islas hasta el Polo Norte y Estados Unidos sobre un sector al norte de Alaska. Poco después, la Unión Soviética reivindicó su soberanía en el Polo Norte alegando que las regiones costeras del Ártico son aguas interiores. En esta línea, Dinamarca reclamó derechos al norte de Groenlandia, reconocida internacionalmente como territorio danés en 1933. Las reclamaciones de las potencias árticas deberían tener también en cuenta a los inuits (esquimales), cuya presencia en el Ártico se remonta a tiempos remotos, y que tienen sus propias demandas. En el caso, por ejemplo, de que se hallara petróleo en Nunavut, territorio autónomo de Canadá cuya población esquimal representa el 85 por 100, o en Groenlandia, con el 88 por 100 de inuits y una gran autonomía dentro de Dinamarca, este pueblo podría demandar su derecho a ser estado nacional independiente. Ottawa argumenta que la inmemorial internacional presencia de los esquimales respalda la soberanía canadiense sobre el Ártico. Pero los inuits piensan que siempre han sido dejados al margen de las discusiones sobre el Ártico, y en el caso del territorio autónomo de Nunavut, administrado por los esquimales desde su creación en 1999, los recursos estarían situados en el mar y quedarían bajo jurisdicción estatal canadiense, por lo que no se beneficiarían de su explotación. Estados Unidos tampoco se ha quedado atrás en la carrera por aumentar la presencia militar en el Círculo Polar. En enero de 2009, el gobierno de Washington La creciente actividad de Rusia en el Ártico ha despertado las alarmas de los ecologistas. En la foto, miembros de Greenpeace protestan en el rio Moscova. emitió una Directiva Presidencial de Seguridad Nacional relacionada con el Ártico en la reafirmaba que el Paso del Noroeste debía ser considerado aguas internacionales, y sus buques de guerra y aviones militares pueden moverse libremente en ese espacio. Acorde con esta declaración ha creado el Grupo de Investigación de la Región del Ártico, que opera en la Escuela Militar Naval de Newport con la misión de colaborar con la Marina norteamericana en la preparación de acciones operativas en la zona. Para reforzar el dispositivo defensivo, el Pentágono ha decidido instalar 14 interceptores de misiles más en Alaska, lo cual supone aumentar en un 50 por 100 los que ya tenía desplegados. La principal base aérea ártica de EEUU es la de Thule, en Groenlandia, a unos 1.500 kilómetros del Polo Norte, que alberga a un escuadrón de alerta espacial integrado en el Sistema de Alerta Temprana de Misiles Balísticos, con una pista de aterrizaje de tres kilómetros. Canadá, por otra parte, ha inaugurado la base militar de entrenamiento de Resolute Bay, en la isla ártica de Cornwallis, que también será utilizada como puesto de mando avanzado en caso de situaciones de emergencia u operaciones de búsqueda y salvamento en la región. Además, prevé instalar un puerto de aguas profundas Yelzaveta Udilova/EFE en Nanisivik, en la isla de Baffin, para buques comerciales y militares Dinamarca también ha anunciado planes de establecer un comando militar especial del Ártico, con fuerzas de reacción rápida. Cuatro años atrás, Noruega constituyó su propio comando polar, y Estados Unidos y Canadá comenzaron a realizar ejercicios militares regularmente en la región. Todos estos datos y los preparativos militares en curso evidencian la importancia geoestratégica de esta frontera helada. Un espacio remoto que marcará el desarrollo de las relaciones políticas, económicas y defensivas a escala global durante los próximos decenios y que será un nuevo tablero estratégico. Fernando Martínez Laínez Octubre 2014 Revista Española de Defensa 55


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