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BOLETIN INFANTERIA MARINA 19

OPINIÓN ASUNTO SÁHARA. LA ARMADA CON… de nuestros territorios, como por ejemplo en Manila en 1898; tuve la suerte de tener al capitán Castrillón a mi vera cuando mandé el primer Batallón de Desembarco. FORMACIÓN INTELECTUAL Y PROFESIONAL. A. DE LOS INFANTES DE MARINA. Durante la década de los cuarenta muchos de los oficiales que pertenecían al Cuerpo de Infantería de Marina tenían o estaban a punto de finalizar una carrera civil, y vieron como lo más natural el optar a las posibilidades que ofrecían los estudios militares superiores como la Escuela de Estado Mayor del Ejército de Tierra, la Escuela de Guerra Naval, el Curso de Estudios Superiores, Geodesia, etc.; de este modo descubrieron la importancia de tales estudios, no sólo a título personal sino también para mover y agilizar el Cuerpo que, legalmente, se encontraba a extinguir pues había sido disuelto en virtud de una Ley de 24 de noviembre de 1931, durante la Segunda República. Ellos fueron los primeros que iniciaron la ascensión intelectual y arrastraron a los demás componentes del Cuerpo, pues, ya en el año 1957, intervinieron no sólo en la creación del Grupo Especial sino también en el Curso anfibio programado por el Equipo Móvil de Adiestramiento Anfibio de la Navy en el Command Post Exercise (CPX), Ejercicio de Puestos de Mando desarrollado en la Escuela de Aplicación de Infantería de Marina y zona de Barbate de Franco en el año 1959; en este curso el Teniente Coronel Martínez de Galinsoga y el Comandante Sobrón ejercieron como unos profesores más, toda vez que habían realizado en los EEUU el curso Senior y por lo tanto sabían de lo que hablaban. Estos cursos en los EEUU surgieron, así mismo, como consecuencia de la visita del Ministro de Marina a este país y satisficieron no sólo el deseo de los infantes de marina, sino también, de un modo claro, el de los EEUU de acercarse a España con vistas a un futuro estratégico y de paso a tomar posesión, de algún modo, de una parcela del territorio español, en concreto, de la Base Naval de Rota. Los cursos fueron muchos y abarcaron prácticamente todo tipo de enseñanzas... de Planas Mayores de batallones (Curso Junior), de regimiento/agrupaciones (Curso Senior), de artillería, ingenieros, comunicaciones, carga de combate en buques, etc. Normalmente eran de corta duración, 2/3 meses y extremadamente prácticos; a su regreso a España, unos pasaban a desarrollar las enseñanzas adquiridas en las nuevas unidades, formando parte del claustro de profesores de la Escuela de Aplicación y otros, embarcaban en la VI Flota para redondear sus conocimientos. El hecho real es que en un cortísimo tiempo la Infantería de Marina dispuso de un plantel de oficiales con un nivel profesional muy alto y conformaron y dieron un timbre norteamericano a nuestras unidades; hablaron de tu a tu a sus homónimos de esta nacionalidad y el idioma inglés empezó a sonar con fuerza en nuestros cuarteles. El Curso Anfibio comentado renglones arriba fue de gran importancia pues, no solamente dio entrada en la Armada a una nueva doctrina anfibia, ciertamente ya olvidada, sino que, al asistir a este Curso numerosos Jefes y Oficiales que al poco tiempo asumirían el Mando de Buques, les facilitó, al disponer de conocimientos anfibios actualizados, el entenderse con los Mandos navales de la VI Flota norteamericana. Una sorpresa que nos llevamos los que conocimos los primeros tiempos de este nuevo amanecer naval fue el ver a los Capitanes de Navío en el puente de mando, colocarse el casco en la cabeza, no al alcance de la mano como antes, al sonar la señal de zafarrancho anfibio; ¡algo había cambiado! Del mismo modo que dijimos que los que se dedicaron a los estudios militares superiores en España iniciaron la ascensión intelectual del Cuerpo, tengo que decir también que los que siguieron las vicisitudes de estudios y prácticas con los norteamericanos, sin duda, fueron los que iniciaron la ascensión profesional de nuestras Unidades de forma real y práctica; aun tengo en la retina al Comandante Joaquín Prats, segundo comandante de nuestro Batallón de Desembarco, dialogando con un Teniente Coronel del Batallón de "marines" haciéndolo entrar en razón en un ejercicio en el campo. El General Adolfo Marqués fue el que impulsó la idea, y llevó a la práctica, de que algunos de estos oficiales pudieran optar al Curso de Guerra Naval, en una oposición "ad hoc", para aprovechar sus conocimientos en los niveles más altos de la milicia; uno de ellos Santiago Garijo, alcanzó el generalato tras ser secretario general del Jefe de Estado Mayor de la Defensa. Dos organismos fueron básicos para afianzar la profesionalización: La Escuela de Aplicación de Infantería de Marina, hoy denominada Escuela de Infantería de Marina y, la Junta de Reglas, la JURE. La Escuela, impulsada por la Comandancia General, pero organizándose de mutuo propio en todos los órdenes comenzó a desarrollarse creando un Departamento de Guerra Anfibia, seleccionando al profesorado, cuidando sobremanera la formación de suboficiales y cabos primera, exigiendo en los estudios, de modo muy significativo en el Curso de mando, montando su propio "juego de la guerra", etc; en definitiva se convirtió en un punto de referencia para otros Ejércitos. La JURE arrancó con una idea fundamental, asumir, tal cual, todos los reglamentos norteamericanos, si eran de aplicación a nuestros medios y redactando, "ex- novo", lo específico de nuestra "real situación"; los miembros de la JURE eran seleccionados por el método Goncourt. Un ejemplo de "real situación": La Regla de infantería de Ma 39 BOLETÍN DE INFANTERÍA DE MARINA


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