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BOLETIN INFANTERIA MARINA 19

HISTORIA LA INFANTERÍA DE MARINA: GENESIS… de esta ciudad completaron formando una escuadra de gastadores y reformando la gorra colocándole en el lado izquierdo un escobillón encarnado, un cordoncillo de gala del mismo color y por la parte baja una placa de latón con los atributos de la cofradía. De la presencia de anclas y bombas en los faldones de cada una de la cofradías, es un misterio que todavía permanece pero que está inmerso en ese afán de distinción que caracteriza a las cofradías pasionarias, pero en estas insignias se recoge la presencia de Brigadas de Artillería y Batallones de Marina que en alguna época de este siglo llegaron a estar unidos formando un solo Cuerpo. Respecto a los piquetes, a finales del siglo XIX, existía la norma de turnarse en el que correspondía al cierre de la procesión detrás de la Virgen y en el año 1880 le correspondió a los Batallones de Marina, que lo hicieron con la compañía del mismo Cuerpo destinada a la guardia del Arsenal. Y en cuanto a las relaciones con los tercios en el año 1897 los jefes y oficiales de Infantería de Marina no sólo contribuyeron al arreglo y decorado del trono de La Samaritana, sino que vistieron sus trajes de capirotes, acompañándoles además su laureada banda de música. Siglos XIX. Guerra de la Independencia La reorganización de diciembre de 1806 redujo los doce batallones de Marina existentes a cuatro, quedando dos en el departamento de Cádiz y uno en cada departamento de Ferrol y Cartagena, procediéndose por tanto en este último a la disolución de los 5º, 6º y 7º batallones. Esta es la situación en la que se encuentra en mayo de 1808 el departamento de Cartagena con tan sólo el 4º batallón del Real Cuerpo de Infantería de Marina formando parte de su guarnición, al mando del coronel Francisco Villamil y con la compañía de granaderos destacada al final de la procesión, así como de los seis granaderos que en el año 1763 se destinaron para abrír calle y a finales del siglo XVIII los pertenecientes a los batallones y brigadas de Artillería de Marina que engalanaban los desfiles procesionales con su arrogante y decorativa presentación, de los que un medio de comunicación de la época haciéndose eco de su presencia los describía así: <<los uniformes de artilleros e infantes de marina de aquella época, las casacas galoneadas, las sobrevestas, con cuellos, chupas y vueltas del vivo color de la divisa del Regimiento; los sombreros de tres picos o candiles, con presilla y escarapela y los cascos de fieltro con cerquillo y frontalera, los calzones y las polainas botoneadas, con ajuste a medio muslo, el largo fusil de chispa, llave y pie de gato, que se disparaba con pedernal, rematado por descomunal bayoneta de cubo; los espadines de los oficiales…>>. La constitución del tercio de granaderos en las cofradías tiene su origen en la escasez de tropas en la guarnición con motivo de la campaña del Rosellón en los últimos años del siglo, decidiendo los hermanos vestir el uniforme de granadero, con trajes propios, para seguir cumpliendo las misiones de escolta y piquete. De estos años el ilustrado marino Vargas Ponce en sus Misceláneas nos deja un revelador retrato de la presencia de los granaderos de la hermandad en las procesiones del Miércoles Santo por la tarde, Jueves de madrugada y Santo Entierro, <<cuyo riguroso uniforme consta de unas evillazas de plata muy lucientes, media negra, calzón y chupa de terciopelo negro, su gorra de granadero y su alabarda terciada>> y <<que llevan su música propia también en fila a los principios y sus xefes por medio, que se distinguen, en que el cinturón es bordado y en que van con espada en mano y el Sargento Mayor su tambor de órdenes inmediato>>, en la primera y segunda de las citadas; y en la tercera <<17 granaderos de los de la cofradía formados en tres filas, con sus alabardas terciadas a la funerala y sujetas con dos pañuelos>>. Esto no es de extrañar ya que recientemente el fenómeno se ha repetido en una de las cofradías que ha creado una Sección de Honores con uniforme del reinado de Alfonso XIII para suplir la ausencia de los ejércitos profesionales y mantener la tradición de los piquetes. Será en los últimos años del siglo XIX, en 1879, cuando se consolide la uniformidad actual de los granaderos de las cofradías incentivados por la presencia en la guarnición del Tercer Regimiento de Infantería de Marina, pues diseñan un nuevo uniforme, que vestirán los soldados de este Cuerpo, del que el cronista oficial dice ser <<del mayor gusto y trasunto fiel de las antiguas brigadas de bombarderos de Marina, que por costumbre y por derecho marchaban a vanguardia en los indicados actos religiosos>> y del que nos ha llegado su composición de <<calzón blanco y bota alta, casaca corta abierta por el pecho que dejaba ver el chaleco blanco, ancho tahalí de cuero blanco con sable y gorra de manga, de pelo por su frente y revés encarnado, y charreteras del mismo color>>, que tres años después jóvenes 87 BOLETÍN DE INFANTERÍA DE MARINA


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