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BOLETIN INFANTERIA MARINA 19

HISTORIA LA INFANTERÍA DE MARINA: GENESIS… tratada con mayor extensión cuando tengamos ocasión de hablar sobre el siglo XX. Pero no es posible hacer la historia de la Infantería de Marina en Cartagena sin dedicar un especial apartado a su laureada banda de música, que desde su creación el 11 de octubre de 1789 acompañó a las fuerzas combatientes en los actos castrenses y significó un enlace permanente con la sociedad a la que sirven los Ejércitos, dando continuidad a lo dispuesto en las Instrucciones de Patiño de 4 de marzo de 1717 por la que al crear el Cuerpo de Batallones asignó a cada una de las seis compañías que <<han de hacer el servicio de mar y tierra en los baxeles, puertos y plazas donde fueran destinados >>, un tambor y un pífano; que en las Reales Ordenanzas de Marina de 1748 se transformaron en bandas formadas por oboes y trompas, que el Marqués de la Victoria en una de las láminas de su Álbum describe como <<instrumentos músicos de guerra propios para la mar>>. A mediados del siglo XIX se reglamentan las músicas que han de llevar los buques de gran porte, origen de las denominadas músicas de escuadra, y posteriormente se crean las bandas de Infantería de Marina destinadas en los apostaderos que tenían a su frente músicos-directores. Y en 1879 se aprueba un reglamento para las bandas de música que se integrarían en el Cuerpo en el año 1880, pasando a depender la de cada regimiento de su coronel, constituida en una compañía de plana mayor. En el anecdotario de Cartagena queda la actuación durante la sublevación cantonal del tambor mayor Rafael García Bruzos que como consecuencia de su activa participación sufrió larga prisión en el castillo de Chinchilla y la presencia inmemorial de esta banda de música acompañando desde tiempo inmemorial al trono de San Pedro en sus traslados durante la Semana de Pasión. No podía faltar en este apretado y resumido recorrido histórico dejar constancia del comportamiento heroico del soldado José Ramón Pérez Rivas al que por su comportamiento en el puesto de centinela, contribuyendo a abortar el intento revolucionario que se produjo en el Arsenal de Cartagena en la madrugada del 1 de noviembre de 1885, fue condecorado al año siguiente en un solemne acto público con la Cruz de San Fernando de 2ª clase. Cuba, Filipinas y Puerto Rico, El 4 de agosto de 1886 fondea en este puerto el vapor San Ignacio de Loyola desembarcando el 1º Batallón del Tercer Regimiento que había permanecido en Filipinas desde el año 1884. Es también el momento en el que una nueva reorganización en abril de 1886 dispone la formación de los tercios asignando uno a cada departamento, que permanecerán hasta que la reforma de 1893 vuelva a los regimientos uno por departamento y el 3º en Cartagena. Desde que el 24 de febrero de 1895 resonó el grito de Baire y la Isla de Cuba proclamó su independencia, la actividad en la metrópoli es continua e intensa y el 6 de marzo ya se ha dado la orden para que el 2º Batallón del Tercer Regimiento de Infantería de Marina que guarnece este departamento permanezca alerta y en disposición de ser transportado a Ultramar, así que sus seis compañías reforzadas con una de Cádiz y otra de Ferrol, al mando del teniente coronel Enrique Sicluna Fernández, zarpan a bordo del Reina María Cristina el 2 de abril con rumbo a Guantánamo, a donde arriban el día 16. Los dos años siguientes no cesará el envio de personal para cubrir bajas y otro cartagenero el general Murcia será destinado a Cuba para el mando de la media brigada que forman los dos batallones expedicionarios del 2º y 3º regimiento. Las crónicas de guerra enviadas desde Holguin y publicadas en la prensa local hablan harto elocuentemente del comportamiento de esta unidad y los hechos de campaña en que participa. Y así llegaremos al año 1898 que finalizada la campaña regresarán las unidades a sus guarniciones, no serán todos los que se fueron, muchos han quedado en el campo de batalla, otros en la travesía que no han podido soportar, otros en los hospitales de la ruta y los que llegan vienen muy afectados por las enfermedades tropicales y las consecuencias de la guerra. En fin, una triste repatriación que el 5 de diciembre en Cartagena satura nuestros hospitales de la Caridad y Militar con los 392 soldados de infantería de marina que regresan al mando del comandante Felipe García Alineas. Allá en Ultramar quedarán las heroicas jornadas de la Infantería de Marina española que encabeza el joven capitán Ambrosio Ristori Granados, el manco de Bacoor, que sin haber cumplido los veinte años su heroico comportamiento le hará acreedor a lucir en su pecho la Cruz laureada de San Fernando. Manuel Manrique de Lara y Berri. Y terminamos nuestro relato que ha incidido especialmente sobre la génesis y presencia del Real Cuerpo de Infantería de Marina en Cartagena durante los siglos XVIII y XIX, haciendo notar la apreciada aparición en los ambientes culturales en este fin de siglo de otro miembro del Cuerpo, natural de Cartagena, que con el tiempo alcanzará el empleo de general de división y que además de poner de manifiesto sus cualidades profesionales será conocido en el sector de la música como el Wagner español. Se trata del entonces capitán Manuel Manrique de Lara y Berri que en el mes de diciembre estrena en el teatro Parish con la autoría de su música la zarzuela en tres actos <<El ciudadano Simón>> con un éxito muy lisonjero por lo que se le califica por la crítica como un autor dramático de brillante talento e inspiración. Pero esta es una larga historia en el campo profesional y el panorama de la música que merece ser La música 90 BOLETÍN DE INFANTERÍA DE MARINA


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