Autor: José Miguel Quesada González
La confianza en la guerra anfibia cayó tras el fracaso anglo-francés de Galípoli. Cundió la idea de que, con las armas modernas, un desembarco en fuerza era imposible. Sin embargo, hubo tres países —Estados Unidos, Japón y Reino Unido— que no podían renunciar a ella y que invirtieron una década en desarrollar la doctrina y los medios que permitieran poner el pie en costas hostiles.
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