Ciertamente, el paso de los años conlleva un inevitable avance en la natural decadencia física de las personas. No sucede lo propio en el orden espiritual con aquellas instituciones que, impulsadas con convicción, creatividad y dinamismo, saben mantenerse jóvenes en el tiempo bajo el amparo que ofrece, como marco de desarrollo de una evolución controlada, la tradición. La tradición, así entendida, hace que lo tradicional sea siempre verdadero y para que sus dimensiones, tanto en lo material como en lo espiritual, impongan carácter en una institución y sean comprendidas y establecidas, requiere de dos elementos determinantes: convicción y tiempo. Convicción de que lo que la práctica está imponiendo como tradición es bueno a la totalidad. Tiempo, porque al haber mucho de costumbre en lo tradicional, su eficacia solo llega a arraigar a través de un ciclo largo de la vida.
Tradición, legado espiritual de quienes nos han precedido; virtud de nuestras creencias y costumbres; definición de ser y sentirnos orgullosos de lo que somos y representamos a través de los tiempos. Y que, por suponer tanto, reclama y exige respeto, compenetración con los altos ideales a los que sirve y continuidad de afanes. Tradición que resulta perfectamente compatible con el progreso al que impulsa y sirve de guía, ya que entronca el pasado y el presente, la historia y el ser. Olvidar nuestras tradiciones, supone renegar de lo que somos y de lo que representamos. Por ello, la tradición no solo obliga, hay que preservarla para alcanzar la excelencia. Por cuanto antecede, resulta necesario mantener con orgullo y respeto nuestras tradiciones y seguir con tesón la trayectoria rectilínea que nos marcan basada en un alto concepto del honor y del deber. El ceremonial marítimo, cuyo contenido constituye una referencia intemporal, contribuye a ello.
Descripción | Ciertamente, el paso de los años conlleva un inevitable avance en la natural decadencia física de las personas. No sucede lo propio en el orden espiritual con aquellas instituciones que, impulsadas con convicción, creatividad y dinamismo, saben mantenerse jóvenes en el tiempo bajo el amparo que ofrece, como marco de desarrollo de una evolución controlada, la tradición. La tradición, así entendida, hace que lo tradicional sea siempre verdadero y para que sus dimensiones, tanto en lo material como en lo espiritual, impongan carácter en una institución y sean comprendidas y establecidas, requiere de dos elementos determinantes: convicción y tiempo. Convicción de que lo que la práctica está imponiendo como tradición es bueno a la totalidad. Tiempo, porque al haber mucho de costumbre en lo tradicional, su eficacia solo llega a arraigar a través de un ciclo largo de la vida. Tradición, legado espiritual de quienes nos han precedido; virtud de nuestras creencias y costumbres; definición de ser y sentirnos orgullosos de lo que somos y representamos a través de los tiempos. Y que, por suponer tanto, reclama y exige respeto, compenetración con los altos ideales a los que sirve y continuidad de afanes. Tradición que resulta perfectamente compatible con el progreso al que impulsa y sirve de guía, ya que entronca el pasado y el presente, la historia y el ser. Olvidar nuestras tradiciones, supone renegar de lo que somos y de lo que representamos. Por ello, la tradición no solo obliga, hay que preservarla para alcanzar la excelencia. Por cuanto antecede, resulta necesario mantener con orgullo y respeto nuestras tradiciones y seguir con tesón la trayectoria rectilínea que nos marcan basada en un alto concepto del honor y del deber. El ceremonial marítimo, cuyo contenido constituye una referencia intemporal, contribuye a ello. |
---|---|
ISSN | No |
ISBN | 978-84-9091-583-7 |
EAN | 9788490915837 |
NIPO | 083-21-126-2 |
Fecha de publicación | 25/1/2022 |
Año de edición | 2021 |
Autor/a | Instituto de Historia y Cultura Naval |
Editor | Ministerio de Defensa. Secretaría General Técnica. |
Número de páginas | 82 |
Idioma | ESPAÑOL |
Colección | No |
Número de Colección | No |